I. Últimamente todo empieza por una excusa, por el mecer de los barcos en una bahía nunca vista. Es como el catálogo de embarcaciones de Homero: llena el tiempo. Un tiempo que no tenemos. Sin embargo, hay un gusto a sal. Halcones peregrinos escalan el aire, sólo para arrojarse
Apenas quedará la arena Los padres de mamá se mueren como se desvanece la espuma de las olas: susurrando lento, sin pasión. Ella heredó manos para el entierro quiero decir, para enmarcar fotos de sus difuntos en casa junto a mi primer día en la escuela y cumpleaños favorito
Los poemas de este libro, Diario de ida, son sin título. Aparentemente sin título. La autora prefirió que el primer verso de sus poemas fuera el modo de llamarlos en el índice. Tal vez no desea entregar más pistas que aquellas que van encadenándose verso a verso en nosotros, sus
Sobre Sublevaciones poéticas de Georges Didi-Huberman (Luciole Ediciones, 2023) La nada es por antonomasia el ejercicio de entonación de los mudos y toda certeza se estrella contra el cielo. El ojo que es nómade lo sabe y lo canta. La ceguera que es difusa a veces ve un hilo
Andante grazioso La próxima vez que te vea en Macao, amigo, me cuentas la historia completa de nuestra infancia, no tengo recuerdos muy vívidos de las cosas que solía hacer a los lugares a los que solía ir y de cómo, literalmente, solía perderme en Macao, me gusta pensar en
Traducciones Quiero creer que nada podemos ver No tenemos palabra alguna. Cuando miro por la ventana y digo verde, quiero decir mar verde, quiero decir musgo verde, quiero decir gris, quiero decir pálido y también eléctricamente salpicado de blanco y me refiero al verde en su húmeda
Esta lista estuvo a punto de no existir. Muchas dudas hicieron que esta tercera versión casi no sucediera y, en gran medida, explican este desfase. A la luz de los debates sobre la necesidad de repensar el ejercicio crítico y sus alcances, se me hizo ineludible la pregunta sobre a
El viento lleva humo y ceniza, ropa colgada. Entre la ropa, al enemigo noto, el animal que castré e hice mío mira viento, humo, ceniza. Teme a su riñón hoy, morirá. Por ahora entre la ropa lavada Verás su pelo gris. Humo y ceniza. Lo dejo. Limpio la ceniza
“El poema de Ulises, o la Odisea” (1897) – H. P. Lovecraft ¡La noche era oscura! ¡Atiendan la lectura! ¡Y vean de Ulises la flota! Con trompetas sonando rumbo a casa llegando Espera saludar a su esposa devota. Por mucho tiempo combatió, a Troya sometió Y derribó sus fortalezas. Pero
¿Cuáles tres cosas no se pueden hacer nunca? Olvidar. Guardar silencio. quedarse solo. Muriel Rukeyser “¿Hay algo que valga la pena decir sobre un texto antes de lanzarse a su lectura?”, pregunta Juan Manuel Silva Barandica, reflexionando sobre el rol o sentido del prólogo, precisamente en el