Convocatoria

¡Abrimos convocatoria!

Querides lectorxs y colaboradorxs, ¡Tenemos nueva convocatoria! El sistema será nuevamente completando el formulario (que más abajo encontrarán) aunque recuerden que si ya publicaron en Oropel no es necesario el formulario, basta con que nos envíen un correo. Seguimos no aceptando cuentos, porque de cada 15 que nos llegan, terminamos

Impreso

¡Tenemos segundo número!

Textos: (Auto) teoría crítica – Por McKenzie Wark – Traducción de Rodrigo Zamorano Spoiler – Por Martín Cinzano Los Rubios, veinte años de errancias y rebeldías – Por M. Laura Lattanzi Poemas de Patricia Galvão – Traducción de Javiera Hernández El resto se imagina. Un recorrido virtual por la casa

Cine

Lynch como dispositivo de goce – Por Felipe Díaz Gómez

Disponerse a leer a David Lynch constituye, para quien lo aborda desde el psicoanálisis y la estética, un fenómeno que no se agota en la apreciación de su sofisticada firma autoral ni la valoración por el enigma narrativo que traza: su obra instala una práctica que protege un resto ominoso,

Apuntes

Gracioso de raro – Por Francisco Casado

Decía Borges que imaginaba las bibliotecas como una especie de paraíso, donde el orden y el silencio al interior mantenían todo en cierto estado de animación suspendida. Aunque romántica, tal imagen solemne e incólume de “santuario del conocimiento”, “bastión de la decencia y lo correcto”, eventualmente llegaría al cine y

Reseña

Composibilidad y transformación en El deseo del psicoanálisis – Por Ángela Cifuentes

El deseo del psicoanálisis. Ejercicios de pensamiento lacaniano, libro recientemente publicado por Alma Negra Editorial, traducido por Diego Muñoz y Polly Reyes, se inscribe en un momento de crisis y proliferación de perspectivas que interpelan no sólo la ortodoxia psicoanalítica, sino ante todo sus remanentes esencialistas, sexistas, coloniales y heteropatriarcales,

Cine

Sobre “Los espectadores del pasado. Cómo el cine piensa la historia”, de Pablo Aravena y Gilda Bevilacqua – Por Jonnathan Opazo

Podríamos formularlo como sigue: si ya no podemos renunciar a las pantallas, lo mejor sería ir buscando la manera de asediarlas. Pensar qué hacen con nosotros las imágenes en movimiento que llenan nuestra vida ya no solo en forma de cine y televisión como hace un par de años, sino

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