Textos: (Auto) teoría crítica – Por McKenzie Wark – Traducción de Rodrigo Zamorano Spoiler – Por Martín Cinzano Los Rubios, veinte años de errancias y rebeldías – Por M. Laura Lattanzi Poemas de Patricia Galvão – Traducción de Javiera Hernández El resto se imagina. Un recorrido virtual por la casa
«Heriré con luz tus oscuras cárceles», dice Celestina conjurando al Príncipe infernal María Zambrano escribe en Los sueños y el tiempo (1992): “Toda tragedia poética lleva en su centro un sueño que se viene arrastrando desde lejos, desde la noche de los tiempos y que al fin se hace visible.
Debo confesar que siento una debilidad por los poemas breves que apenas se escriben, pero que desde esa miniatura, maximizan sus posibilidades. Una poesía antirretórica diría Gonzalo Millán. Jaime Concha, cuando comenta “Tarde en el hospital” de Pezoa Véliz, señala que se trata de una “miniatura… de una expresión vastamente
Ambiente Levemente el aire se impregna al paladar suave. Adentro el helecho crece, el tren tiembla, una pared se descascara. Enfocas tu delgada mirada e inicias el armado de un invernadero. Las extrañas letras que murmuras se deshacen como gotas de merengue. Luego empujas al río y empuñas
“Consideremos nuevamente este punto. Eso es aquí, es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él están todos los que amamos, todo los que conoces, todos de quienes has oído hablar, y todos los seres humanos, quienes fueran que han vivido sus vidas. La suma de nuestra alegría y sufrimiento, miles
Al inicio de este delicado y poderoso libro de poesía, la autora Luisa Aedo Ambrosetti da esta definición de “zurcir”: 1.tr. Coser la rotura de una tela, juntando los pedazos con puntadas o pasos ordenados, de modo que la unión resulte disimulada. 2.tr. Suplir con puntadas muy juntas y entrecruzadas
Al norte de nuestro país, en medio de una quebrada que imagina rojo¹, sobre los adoquines y luego sobre el polvo, hay un pueblo de 525 habitantes. En ese pueblo una iglesia blanca se recorta pequeña contra el colorado tectónico. Oculta, se mantiene ahí, como maqueta miniaturizada o átomo que
EN EL CENTRO MISMO NUESTRA PIEL DE MUGRE esta canción de velador desaparece silba al aire y sus curvaturas de luz resarcen los bordes reflujo de la lámpara en estas alturas dejo pasar el sacudir de los árboles me espera intacto el día pero insisto en doblar las ramas medir
En los poemas de CD espirituada, libro debut de Enrique Paredes Bassi, hay un hablante que trashuma y parece estar casi siempre en movimiento, migrando como un motor que no puede evitar la profusión de sonidos cuando alterna entre un hemisferio que, por un lado, alude a una naturaleza singular
Hacia el oeste Rechaza las antiguas formas de medir. Confía en cambio en la vibración salvaje del yo. Escucha. Has estado perdida por un tiempo refugiándote en ser el hogar de cualquier cosa extraviada. Ovejas y vacas pardas pastan en tu bolsillo del pecho. Antílopes y visones beben del lago
La palabra agonía, en el ardiente y viviente lenguaje de Unamuno, recobra su acepción original. Agonía no es preludio de la muerte, no es conclusión de la vida. Agonía –como Unamuno escribe en la introducción de su libro– quiere decir lucha. Agoniza aquel que vive luchando; luchando contra la vida