Tras unos versos de lectura descubro que el poeta ha llenado su espacio de animales. Leo peces, perros, pájaros, cangrejos, más peces, más perros, más potros. Leo insectos invisibles. Leo algas, incluso un bagre. Leo los animales y su pasión por el alba. Y todo esto, engastado, rodeado de
Leo este libro junto a otros libros dedicados a la noche, escritos en la noche dulce y severa que ha visto nacer tantos poemas, novelas, canciones, mitos, amores, hijos. Llantos. Como el que despertaba a Hölderlin en mitad de su sueño. O el que oye la voz de Alejandra Pizarnik:
Dios duerme en la piedra y reposa en el detalle. La novela de Mike Wilson sucede en la descripción minuciosa de las acciones. Cada capítulo es una escena y cada escena se despliega en todas las acciones (por nimias que sean) que pueda contener. Ahí, en el puntillismo narrativo, reposa
¿Cuáles tres cosas no se pueden hacer nunca? Olvidar. Guardar silencio. quedarse solo. Muriel Rukeyser “¿Hay algo que valga la pena decir sobre un texto antes de lanzarse a su lectura?”, pregunta Juan Manuel Silva Barandica, reflexionando sobre el rol o sentido del prólogo, precisamente en el
Francisca Pérez Morales (1998) elabora un discurso poético en su libro Tríada (Overol, 2022), donde lombrices, anémonas y cefalópodos, criaturas de lo mínimo y de lo abisal, son parte de una épica de resistencia contra el sistema patriarcal. En este libro el hablante pervierte las dinámicas de los roles sexo-genéricos
De vez en cuando volvemos a rememorar que en las cavernas de Lascaux, así como en las cuevas de Altamira, se inició eso que llamamos arte. Que en sus paredes, llenas de figuras ensayadas unas sobre otras, se intentó captar a los animales en su esencia, robarles aquello que los
¿En nombre de qué y en memoria de quién escribimos? en nuestros nombres, todos nosotros víctimas-sobrevivientes de un terror y un terrorismo irreductibles e irremediables, en memoria, en el nombre del otro, en los nombres de otros, desde siempre en duelo por nuestra sobrevivencia. David E. Johnson * ¿Cuál es
A veces un libro de poesía es también una imagen. Al leer Al río fui por una aguja de Mia Maurer, imagino la dificultad de enhebrar un trozo de hilo azul en un pequeño orificio. El ojo se coordina preciso con el índice y el pulgar para ajustarse a un
¡Qué sabían ellos lo que era escribir a medias pensando todo el tiempo en el tampón que quedó mal puesto y hiere las paredes de la vagina cada vez que uno distraída se apoya en el respaldo de la silla! ¡Cómo podrían siquiera imaginar esa mala jugada del cuerpo una
“Qué tranquilo quererte. También se sufre tranquilamente; yo antes solo padecía agitado”. Amado don Armando, carilargo de ojos hundidos, puntudo y de extraño filo, autodespreciador que igual ama a la suya, a la diabla, de reojo, con la cruz en el bolsillo y no por eso sacramente, es usted