I Me siento en mi escritorio ¿De qué puedo escribirte? Enferma de amor, Sólo anhelo verte. Sólo anhelo escribir, “Te amo. Te amo. Te amo”. El amor me traspasa el corazón Y me desgarra por dentro. Espasmos de añoranza me sofocan Y no cesan. IV Me preguntas en qué
“El paraíso es un sendero”, escribe Francisco Greene en su poemario 17 segundos. En este libro, parece que no ocurre nada, al menos nada en el sentido de grandes acontecimientos externos que puedan ser registrados, o profundas realizaciones internas. La práctica poética es en sí misma el acontecimiento, o más
Los hijos de los inmigrantes japoneses escuchamos en nuestra infancia que algún día toda la familia iría a Japón. Era un sueño poco convincente, aún para nuestros padres. El sueño se fue diluyendo y la cultura del entorno nos fue dando a nosotros, sus hijos, una identidad que terminaría siendo
Refugiadas en la mitad del libro, solo accesibles mediante un gesto inusual en las convenciones del leer –abriéndolo de nuevo por la mitad, de izquierda a derecha–, las palabras. Incluir reflexiones escritas sobre el collage y su práctica anclan la elaboración de los collages, la escritura de texto y la
Polifonía, ¿qué pensamos cuando leemos o escuchamos la palabra? En multiplicidad, en voces que luego nos conducen a los cuerpos y texturas, que en esta Polifonía por ratos se concretan, por ratos se confunden y disuelven en el movimiento, vaivén que conmueve el tránsito a lo largo del poemario. Comenzamos
Los poemas de La nube y la piedra parecen estar recorridos por la solemnidad elegíaca de una doble despedida, a la humanidad y al mundo que la cobija. Si en La tierra baldía la voz camina sobre el suelo de la posguerra, convertido de pronto en un reguero de esqueletos
✺ Oigo zumbar la mosca que perdió un ala en el recipiente de la vela. Lo irremediable. Sería cosa de lanzarla por la ventana, hay ahí un ejército de hormigas, alacranes y arañas, que estarían felices de un banquete nocturno. Nada se pierde en la economía del suelo. Pero ese
«Célula quiere decir hueco: como una hoja para ser escrita», nos dice la escritora mexicana Maricela Guerrero al inicio de este desafiante poemario. Sabemos que aquello que nos une con mamíferos, peces e insectos puede multiplicarse infinitamente, y guarda la potencialidad de lo que aún no ha sido puesto en
El sonido y la luz, el color y la vibración. Hay una evocación constante a estas ideas en Grisalla, primer poemario de Daniel Román. Musicólogo de profesión y poeta por vocación, como suele decirse, ha escrito un primer libro impecable, no puedo dejar de mencionarlo desde ya. Las superficies tiemblan
Yo conocí otras caras ya olvidadas (…) ninguna fue tan vívida en su ausencia Silvina Ocampo La palma de una mano, con los dedos bien separados, sale de un brazo extendido hacia el frente, para cubrir por completo el rostro de Silvina Ocampo, y deja unos pocos restos reconocibles: el