PAISAJE, TEMPORADA DE VENADOS

Resoplando en el ocaso, el venado
Contempla tranquilo sus dominios,
Sin observar las fauces de la escopeta:
La hora ha llegado.

Está solo, quieto. No se mueve.
Luego, como un monumento, cae a tierra;
Mientras el sol colorado de nuestra colina
Se desploma hacia la muerte.

VENTANA A FINES DE NOVIEMBRE

Una luz se enciende entre los árboles, brilla 
A través de un bosque de huesos; un foco
Sobre el caparazón de la colina; 
Se desvanece, se difumina; crece, resplandece.

Las estrellas no brillan lo suficiente
Para avisarnos si las nubes tiritan 
Anegadas en el firmamento, 
O qué inútil, durante la 
Oscuridad de la noche, está cazando a los vivos.

Bajo la fantasmagoría del cielo 
Nuestra tierra yace negra, secreta; solo ese resplandor
Esperando deslumbrar a un ciervo y destellar
Muerte en sus ojos.—Oh, aquella luz está alumbrando 
Nuestro rincón, apuntando hacia aquí; ¿Será solo la luna 
Cazando ciervos, cazando miedo, cazándome a mí? 

CARTA DESDE EL CARIBE

Los corredores en el trópico atrapan el viento, 
Están entreabiertos a su menor aliento 
Pero detienen, con un hechizo arquitectónico
Al sol que estrepitosamente  
Llueve sobre

La isla como un aguacero. 
Nos protegen 
De esa alegría salvaje 
Que arroja ramas de palmeras 
Como las plumas de un guerrero.

Dentro de este entramado 
Mundo de sombras que 
Nacen y se deshacen, 
El triunfo de la brisa entrante
Es que está ahí,

Enfriándonos, salvándonos. Persianas 
Enrejados, enredaderas—música también— 
Dan forma a ese viento arbóreo. De él hacen
Madejas y laberintos
Para atrapar sombra. Los días 

Soplan
Remolinos
De corriente, penumbra, sol, 
Y me maravillo ante la capacidad 
De la memoria

La cual, en algún bolsillo profundo 
De mi mente, te conserva entero—
Como la brisa, como el sol domador de leones,
Tú eres. Te quedas: 
Nada se ha perdido, 
Nada se lo ha llevado el viento.

De The Collected Poems of Barbara Howes 1945-1990 
(University of Arkansas Press, 1995)
Traducidos por Lucas Chiappe.
Fotografía de Aldo Beltrame