Con este ensayo pretendo determinar una nueva línea de lectura de “El Aleph”, basándome en la escena del cuento en que Borges baja por la escalera para verlo por primera vez. Ciertas alusiones al tiempo, y ciertas palabras remarcadas en cursiva, me llevan a querer desarrollar la siguiente idea. Este ensayo fue escrito durante el dos mil diecinueve y creo no haber encontrado una línea similar. Pero puedo equivocarme, claro.

¿Podría Jorge Luis Borges, haberse adelantado a leyes de la física desde la pura imaginación, perspicacia y creatividad?

 

¿Qué es la teoría de las cuerdas?

 

Nuestra realidad concebida se enfoca en cuatro dimensiones: alto, ancho, profundidad y una dimensión de tiempo que avanza siempre en línea recta y en una dirección. Cuando hablamos de la teoría de cuerdas, bajamos de escala. Nos vamos a una partícula sub atómica más chica que el Fotón, llamado Quark (Mientras corregía este ensayo, me topé con una cita de Piglia que estoy leyendo ahora, que dice: “…recordó que los físicos y los grandes matemáticos eran grandes lectores de Finnegans y que quark, el nombre de la partícula invisible que está en el origen del cosmos, recibía su nombre en homenaje al Finnegans de Joyce…” )

El Quark estaría, según la teoría, compuesta por fibras interconectadas por medio de vibraciones electromagnéticas. En esta escala, la dimensión del tiempo, la cuarta dimensión que nosotros padecemos, desaparece. Ya no la ejerce porque la gravedad no le afecta. Nosotros como seres humanos percibimos el paso del tiempo gracias a que la gravedad degrada la multiplicación de nuestras células; por esta cuestión somos seres mortales y padecemos ante el tiempo.

Solo por ponerle un nombre al viaje que vamos a realizar, en honor a Cortázar, esta partícula que vamos a ser “nosotros”, se llamara “Cronosnauta”. (Cronos: tiempo) (Nauta: viajero, navegante).

La primera confrontación que voy a realizar es la de anunciar, que en esta teoría las dimensiones van a sobrepasar las cuatro que ya mencioné antes e iremos hacia un total de once dimensiones y hasta veintiséis, según (Stephen Hawkings en: Una brevísima historia del tiempo, capítulo once). Todas, para abarcar una explicación amplia, se basan en incrementar la escala de imaginación hacia cantidades enormes; abarcando comienzos y finales de universos complejos. En las primeras cuatro, nosotros como humanos, nos desarrollamos naciendo un día en particular, transcurrimos a través del tiempo hasta llegar a nuestra muerte. Vamos de un punto A (nacimiento) a un punto B (la muerte).

Propongo que imaginemos que somos un Cronosnauta, entonces, el tiempo dejaría de afectarnos. Sin tener plena conciencia de este suceso, porque no logramos concebirla en nuestra realidad, supongamos que retrocedemos en un segundo (Porque recuerden que no tenemos tiempo) hasta cierto punto en el cual tuvimos que enfrentar una decisión extrema, de vida o muerte, muy sutil, dañina, piensen la que quieran; porque siendo un Cronosnauta vamos a ir hasta ahí, y vamos a tomar la decisión opuesta. En ese momento surge una opción C a la cual vamos a estar dirigiéndonos. Puede resultar como queramos, o puede ocurrir otro momento de inflexión en el que tengamos que volver a elegir, dividiendo el camino que va a la C, transformándolo en una o más terminaciones. “Senderos que se bifurcan”, Borges.

Esto que acaba de ocurrir, se la llama quinta y sexta dimensión al darnos cuenta de que hay más finales posibles. Para aproximarnos de una manera un poco más exacta, los siguientes pasos abarcan una escala más amplia en tamaño. El punto A pasaría a ser el comienzo del universo, lo imaginamos desarrollarse hasta el punto B; su destrucción, luego, siendo Cronosnautas volvemos al punto de inflexión que queramos, elegimos otra opción de desarrollo, logrado un destino C, luego desde ese punto, imaginar otros finales, D, E, H, Z. En este punto ya superamos la Octava y Novena dimensión. Ya en la décima, imaginamos universos distintos, como punto A, llegando a un B, volviendo hacia atrás, e imaginando extinciones distintas volvemos a desarrollar puntos C, D, E, H, Z; infinitos. Logrando el nacimiento y muerte de múltiples universos. Multiversos. La onceava dimensión es poner todos estos comienzos que logramos definir e imaginar como un único punto A. (Aleph). El punto que contiene todos los puntos.

Alternativa de la muerte de Borges en el cuento de “El Aleph”.  (Lectura alternativa)

 

O god, I could be bounded in a nutshell and count myself a King of infinite space.

Hamlet, II, 2.

But they wil teach us that Eternity is the Standing still of the Present Time, a Nunc-stans (as the school call it): which neither they, nor any else undertand, no more than they would a Hic-stand for an Infinite greatness of Place.

Leviathan IV, 46.

Desde los epígrafes Borges propone parábolas de tiempo. Habla de lugares inhóspitos, infinitos, instantes eternos, y momentos palpables. Borges nos propone un cuento de múltiples interpretaciones, tanto literarias, como físicas.  La primera cita no requiere de mayor esfuerzo, la realidad subjetiva persiste -aún en el ámbito borgeano de un sentimiento oceánico y narcisista de grandeza- aunque se permanezca asido a otra realidad objetiva que se juzga pequeña o intrascendente. La segunda requiere de un esfuerzo mayor, el nunc-stans de Hobbes significa el presente, el tiempo infinito, es decir la eternidad, donde el antes y el después no han llegado. El hic-stans es un lugar preciso, un punto del infinito. Borges vuelve una y otra vez sobre el tema de la eternidad de lo eterno y del lugar particular donde el infinito se percibe.(El Aleph o el laberinto de Borges – Juan Carlos Ansin  04/10/08

Con el permiso de la imaginación que nos permite el arte de las letras, propongo desde este momento, ponerme en la piel de Borges para actualizar ciertas ideas que considero que son importantes en este cuento. Debido a los avances de la física, agrego una nueva sublectura apoyada por dos películas que vi recientemente. “Interestelar” y “Mr Nobody”. Siguiendo la línea creativa de estas dos películas paso a desglosar la siguiente cita.

 

Cumplí con sus ridículos requisitos; al fin se fue. Cerró cautelosamente la trampa; la oscuridad, pese a una hendija que después distinguí, pudo parecerme total. Súbitamente comprendí mi peligro: me había dejado soterrar por un loco, luego de tomar un veneno. Las bravatas de Carlos transparentaban el íntimo terror de que yo no viera el prodigio; Carlos, para defender su delirio, para no saber que estaba loco tenía que matarme. Sentí un confuso malestar, que traté de atribuir a la rigidez, y no a la operación de un narcótico. Cerré los ojos, los abrí. Entonces vi el Aleph.”  El aleph, pagina 204 edición conteporánea 2011

Vamos a imaginar  en este punto que nos transformamos en un Cronosnauta siendo la conciencia del mismo Borges. Bajamos por el sótano sospechando de haber sido envenenados. Fíjense en el relato, en la cita resaltada, la letra en negrita, así publicada por la misma mano del autor, infiere en la idea de tener que matarlo para logar ver al Aleph. En este punto, supongamos que efectivamente Carlos Argentino Daneri nos envenenó. Efectivamente, como parte de esta sublectura, vamos distinguiendo los estragos que van causando el veneno en nuestro cuerpo, nos debilita mientras descendemos y de repente cae en la penumbra. Probablemente El Aleph sea todo el sótano, o tal vez solo una pequeña bolita, el punto que contiene todos los puntos (El A de la onceaba dimensión). En ese instante, como no tenemos tiempo ni gravedad, el señor Borges, nosotros mejor dicho, logramos verlo todo. La totalidad del universo, incluyéndose a él mismo en todas las dimensiones posibles. Desde ese sótano en la calle Garay logra desde su conciencia volver a nacer, ver todos los caminos que se bifurcan (Jardín de los senderos que se bifurcan) que representan su vida destinada, y porvenir, elige por temor, o porque es la mejor elección entre todas, siempre, cada uno de los pasos que hizo hasta el momento, incluso acepta su ceguera; y recuerda hasta el punto de no aceptar el veneno y lograr salir caminando de la casa de Daneri.

Imaginen ser sus ojos. Albergar tanta totalidad, del mundo, del tiempo, de él. Imagínense  verse caminando por la calle, entrar en alguno de los diálogos literarios que mantiene con Daneri, notar cada grano de azúcar que endulza su café, o el momento en que se engendra la envidia de Daneri sobre la inmensa escritura de Borges.

El mismo Daneri logra darse cuenta de que Borges comprende la inmensidad del universo que alberga su sótano porque al no aceptar el veneno, supo que antes, en otra dimensión si lo había aceptado y de esa forma se crea el punto C proveniente de la Quinta y Sexta dimensión en el momento en que Borges baja al sótano. Podemos imaginar el asombro que le genera tener esa delicada sensación de Deja vu, la insospechable sensación del miedo, de haberse sentido asesinado, de haber abarcado tanta inmensidad y luego de “noches de insomnio me trajo de nuevo el olvido.” (El Aleph pag 208 edición conteporánea 2011)

 

Por Germán Faure