“No hay obediencia sin la decisión previa de obedecer. El miedo hace bajar siempre la mirada, y el mundo entonces se aleja. Se oscurece. La rebelión, en cambio, si bien exige también una decisión pues no hay rebelión sin la decisión de rebelarse, genera una subjetividad espantosamente clara. Ya nada podrá curar a un hombre del recuerdo de esa luz absoluta que mataría a un ciego. Al chocar con el mundo, este se hace diáfano como si lo iluminase el resplandor de un rayo. Ocurre, sin embargo, que esta subjetividad vívida se llena pronto de dudas. En verdad de una sola duda.”
Santiago Lópéz-Petit
rasgar
abrir paso
rajar
hacer pasar
tajear
y es que este mundo no nos basta entonces
rompemos con él
los sentidos piensan cuando la frontera
entre lo imaginario y lo real
se raja
rasgar
rajar
tajear
hacer pasar
pero la rajadura continúa solo siempre y cuando
no sea reducida a ninguna proposición entonces
-rompemos con toda dialéctica-
perduramos en la indecibilidad
persistimos en la indiscernibilidad
experimentar el afuera como
una incesante intrusión
una provocación
una escaramuza
puesto que la experiencia del afuera
no es en sí pensamiento
sino una provocación a pensar
aquellas continuidades intuitivas
que nos recuerdan la imposibilidad de que esto
siga igual
y la necesidad de cambiar
y es que el saber no está hecho para comprender
-tentación de decir componer–
está hecho para hacer tajos
*
- A diferencia de tener las concepciones adecuadas, de tener los métodos y conceptos hechos, el mejor presentimiento es una intuición, una insuficiencia; aquello que nos recuerda lo intolerable de este mundo y su horror. “Alguien” -o más bien, cualquiera– que vio algo; “alguien” -o más bien, cualquiera– que cachó que porahí era la mano: flashazo, fogonazo, escaramuza imprevista. Y partió.
- afrontar, Del lat. affrontāre, der. de frons, frontis frente… a la normalización y adaptabilidad a un mundo tecno-endémico-hiper-controlado, la insuficiencia permite el reposicionamiento de aquello que no cuaja, que impide el cierre: a/puesta en guardia aún en desequilibrio. Una multiplicación, una potenciación de instancias, puntos de apoyo y resistencias que escapan por en medio.
- La insuficiencia es un abandonarse a la certeza de que aquello que unx espera que pase, nunca pasará -abandonar, entonces, toda espera.
- Una insuficiencia que es siempre múltiple, abierta, una sensación difusa, una erótica de la insuficiencia.
- Más que una composición con aquello que nunca pasará, una conectividad -una ruptura, una rajadura, una escisión desde toda inuficiencia: abandonarse a las intuiciones por muy insuficiente que a/parezca, puesto que este mundo -que nos lleva puesto– nos es insuficiente también.
- Ningún aprendizaje, ninguna ganancia: borronear, desaprender, desaprehender, ‘soltar-se‘ puesto que la insuficiencia porvenir –aquello que no ocurrirá- no es composición, es rotura.
- Romper, partir con este mundo, para hacer florecer otros mundos posibles, otras intuiciones, otras insuficiencias. Porque, ¿quién no puede presentir cómo todas las flores nos revientan en la boca, en cada poro, en cada pliegue -y florecen?
- Co-extensividad temporal: la insuficiencia es la capacidad de apertura al presentimiento que condensa el pasado y permite el advenimiento del futuro, aquí y ahora.
- Una intrusión: la acogida del malestar, del pánico y el dolor activa una multiplicidad en fuga y resiste el cierre, la tapadura, la normalización -todo deterministo identitario, toda terapéutica.
- Sostener la insuficiencia, desactivar los llamados al “sentido común” –estallar el régimen de obviedad capitalista.
- La insuficiencia deja abierto un abismo de incomprensión que no sabemos cómo llenar -una afectación desconocida que resuena corporalmente: inadecuación a las formas instrumentales de la racionalidad que totalizan los disensos, las singularidades.
- Entre lo pensado y lo real, estamos nosotrxs -absortos en el panorama humano que comienza a incendiarse.
Texto por Nicolás González
La imagen de portada es un grabado de Jean Dubuffet