Tomé la línea “Poesía es aquello que vale la pena traducir”, la primera del libro Diecinueve maneras de ver a Wang Wei del escritor, traductor y editor Eliot Weinberger como pretexto para escribir sobre traducción. No hablaré sobre la traducción de poesía en particular, ni abordaré sus alcances desde el
Como en el título de este libro hay un artículo — «Un idioma del viento»—, me acerco a él pensando en la posibilidad de que el viento hable varios idiomas y de que David Villagrán vaya a mostrarme uno de ellos, a traducirlo para mí. Y, como el que busca
I Me siento en mi escritorio ¿De qué puedo escribirte? Enferma de amor, Sólo anhelo verte. Sólo anhelo escribir, “Te amo. Te amo. Te amo”. El amor me traspasa el corazón Y me desgarra por dentro. Espasmos de añoranza me sofocan Y no cesan. IV Me preguntas en qué
“El paraíso es un sendero”, escribe Francisco Greene en su poemario 17 segundos. En este libro, parece que no ocurre nada, al menos nada en el sentido de grandes acontecimientos externos que puedan ser registrados, o profundas realizaciones internas. La práctica poética es en sí misma el acontecimiento, o más
Los hijos de los inmigrantes japoneses escuchamos en nuestra infancia que algún día toda la familia iría a Japón. Era un sueño poco convincente, aún para nuestros padres. El sueño se fue diluyendo y la cultura del entorno nos fue dando a nosotros, sus hijos, una identidad que terminaría siendo
Refugiadas en la mitad del libro, solo accesibles mediante un gesto inusual en las convenciones del leer –abriéndolo de nuevo por la mitad, de izquierda a derecha–, las palabras. Incluir reflexiones escritas sobre el collage y su práctica anclan la elaboración de los collages, la escritura de texto y la
Polifonía, ¿qué pensamos cuando leemos o escuchamos la palabra? En multiplicidad, en voces que luego nos conducen a los cuerpos y texturas, que en esta Polifonía por ratos se concretan, por ratos se confunden y disuelven en el movimiento, vaivén que conmueve el tránsito a lo largo del poemario. Comenzamos
Los poemas de La nube y la piedra parecen estar recorridos por la solemnidad elegíaca de una doble despedida, a la humanidad y al mundo que la cobija. Si en La tierra baldía la voz camina sobre el suelo de la posguerra, convertido de pronto en un reguero de esqueletos
✺ Oigo zumbar la mosca que perdió un ala en el recipiente de la vela. Lo irremediable. Sería cosa de lanzarla por la ventana, hay ahí un ejército de hormigas, alacranes y arañas, que estarían felices de un banquete nocturno. Nada se pierde en la economía del suelo. Pero ese
«Célula quiere decir hueco: como una hoja para ser escrita», nos dice la escritora mexicana Maricela Guerrero al inicio de este desafiante poemario. Sabemos que aquello que nos une con mamíferos, peces e insectos puede multiplicarse infinitamente, y guarda la potencialidad de lo que aún no ha sido puesto en