Primer ejercicio espiritual
Anoche soñé que me atravesaba un tiburón blanco en la bahía. Caminamos a la orilla del mar, de la mano con el niño. Él es frágil.
Lo que más fresco tengo en la memoria; su mano verde atacada por algas en la costa. Miramos las olas caminando sobre la madera podrida.
El tiburón se acerca desde el horizonte. Blanco y gordo. De lejos se ve su enorme pene, que al final es un gusanito de mar. Pero sus dientes, otra cosa, hileras de triángulos tan afilados que sientes un pinchazo en el ojo al verlos. Hileras en espiral que siguen un camino a su estómago. Ahí dentro están las niñas que se había comido.
Molidas, vaciadas de vida, suicidadas por el hombre y su martillo.
Sin que me diera cuenta, Pequeñito se desliza en la atmósfera para reunirse con sus hermanas. A todas se las traga el mar.
Yo me quedo ahí mirando lo que pasaba, El tiburón se acerca a mí, llegando al comienzo de las tablas negras, corro hacia la arena y su entraña . Él no puede pillarme, estando en tierra. De pronto al predador le salen brazos y piernas,
abriendo y cerrando la mandíbula sale en cuatro patas del agua, como nadador olímpico, saca afuera su cuerpo. En un segundo toma mi tobillo y me pregunta
¿le duele mucho?
Cuarto ejercicio espiritual
Un pajarito me dijo
herencia correspondencia yaga
Mi guata grita
ABRE LA HERIDA
corazón tomado
ATRAVIESA LA HERIDA
por detrás te darás cuenta
de que nunca hubo cuerpo
sino cicatriz
Nuestras presencias son grietas en el pueblo
a veces llegan unas nubes y te llevan volando
te muestran las materias
simulan un pliegue en las sábanas
(o eso dice el fonema)
¿es hielo el ardor que planto en tus lunares?
¿o son pequeños cúmulos de tierra?
¿es este el olor de tu pena?
el dolor ahora es una amiga imaginaria
se llama Carretera y vive en la cuenca de mi mano
Lo que suena de fondo
Borracho sale a la calle, tropezando con geometrías. Desorientado por el humo de un camión, vuelve a la sede del sindicato. Los amigos lo esperan con jote o eso es lo que sueña antes de hacer el brindis: “Aunque he quedado ciego y la calle desaparece tras la puerta, aquí estamos”.
FINES DE OCTUBRE DEL 1976
me estoy volviendo loco escuchando el sonido de mis poros abrirse.
- Una alarma suena
chillidos, ladridos de lagarto
¿o una persecusión?
tal vez la sirena de una bomba
o la carroza que sigue una corona negra
probablemente una ambulancia
o un pájaro de metal
dejándose caer.
En el oído resuena
hiede la piel
sangra la herida
en diástole
¿vas a ver de dónde viene el ruido?
Eso nunca va a saberse. Tú sólo hablas y transitas.
¿hacia dónde quiere llegar esa nota?
A una puerta
O ventanita
U ojo ciego
I latina
quizás estás muerto
Tienes miedo añejado al cuerpo.
tu casa se está quemando
ES MI CASA
¿no me oyes en el sillón roncando?
Escuchando una llamada. Es para ti.
Por Francisca Pérez
Fotografía de Luigi Ghirri