Pulgas de Mar

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Pulgas de Mar

Hoy llegué temprano a la oficina, es invierno, y las ventanas son cristales congelados, ojeras de un frío despreciable. Al frente de mi módulo no hay nadie. Enciendo mi computador, subo el volumen del teléfono. Es martes, aunque perfectamente puede ser miércoles o jueves. De fondo escucho a ———, la