Temporadas abro las hojas de los ventanales la tormenta entra el niño la niña Santa Rosa a jugar por los pasillos aunque sea una casa diminuta austera sin techo ni paredes, casi como paréntesis transparentes, pilotes que soportan la presión desde dentro y fuera, en los ojos, imaginando las
Llenar la boca del cuchillo sujeto de vidrio impide amanecer dice buen día calla por dentro cierra las rosas que no muestren primaveras con cortinas envuelve la herida no sangro para despertar a mi madre sino que siga la huella casi blanca ella concentra el sueño desterrado dibuja lo
UN HIMNO (No estoy solo en tu muerte) No puedo dudar: el verdadero silencio está en la distancia, en la ciudad donde no camina el espectro. Un rostro que canta y ruge sin el resto del cuerpo ante sí. Un cuerpo que imita los resabios de luz, al cauce
Serpientes y escaleras ¿Quién soy cuando aborrezco mis quehaceres, hastiado de su ínfima valencia? ¿Quién soy cuando me asquean mis creencias: puñado de banderas disidentes? ¿Quién soy cuando me apenan mis saberes a causa de mi escasa inteligencia? ¿Quién soy cuando descubro mis carencias, y el pánico me embiste y
SOBRE ESTAS COSAS Sobre estas cosas yo siempre seré una tonta. Algunos visten sus silencios más que como a un vestido, más que en la superficie de la piel. Yo cargo los míos como a una cicatriz que se esconde por vergüenza. Hablo desde profundidades que no
I. Últimamente todo empieza por una excusa, por el mecer de los barcos en una bahía nunca vista. Es como el catálogo de embarcaciones de Homero: llena el tiempo. Un tiempo que no tenemos. Sin embargo, hay un gusto a sal. Halcones peregrinos escalan el aire, sólo para arrojarse
Apenas quedará la arena Los padres de mamá se mueren como se desvanece la espuma de las olas: susurrando lento, sin pasión. Ella heredó manos para el entierro quiero decir, para enmarcar fotos de sus difuntos en casa junto a mi primer día en la escuela y cumpleaños favorito
Los poemas de este libro, Diario de ida, son sin título. Aparentemente sin título. La autora prefirió que el primer verso de sus poemas fuera el modo de llamarlos en el índice. Tal vez no desea entregar más pistas que aquellas que van encadenándose verso a verso en nosotros, sus
Sobre Sublevaciones poéticas de Georges Didi-Huberman (Luciole Ediciones, 2023) La nada es por antonomasia el ejercicio de entonación de los mudos y toda certeza se estrella contra el cielo. El ojo que es nómade lo sabe y lo canta. La ceguera que es difusa a veces ve un hilo
Andante grazioso La próxima vez que te vea en Macao, amigo, me cuentas la historia completa de nuestra infancia, no tengo recuerdos muy vívidos de las cosas que solía hacer a los lugares a los que solía ir y de cómo, literalmente, solía perderme en Macao, me gusta pensar en