Buenos Aires 27 de mayo de 1962 Mi estimado Droguett: Quizá le haya extrañado mi prolongado silencio desde la última carta, pero al finalizar esta, se dará cuenta de cual ha sido la causa. Comienzo por decirle que su libro “Eloy” lo descubrí hace aproximadamente dos años en una vieja
Hacia la mitad del libro, en un arranque de sinceridad, Moullet dice “Este libro tiene el defecto de ser poco divertido”, a esa altura, sin embargo, ya sabemos que está equivocado, que al igual que la mayoría de sus películas y muchos de sus textos críticos, la comedia está siempre
La frente empapada en sudor y las piernas ya temblorosas. El movimiento por el escenario, el canto amargo y los nervios que nunca abandonan, da igual la cantidad de shows que hayas hecho, siempre está ese cosquilleo en el estómago. La energía se estaba acabando y con razón, hora y
Creo que todas lo hemos sentido, el eso que se escabulle dentro la piel, que te arranca el calor y te deja en el olvido: El miedo. El mundo grande y el cuerpo pequeño. No seas niña en la playa, no seas niña del mar. A las niñas
Siempre he creído de una manera casi religiosa que me persigue la muerte. Digo casi, porque quizás mi creencia es una “voz de la conciencia” que sentada sobre mi hombro, pone su boca cerquita a mi oído para decirme con suavidad –mírala, ahí está de nuevo–. Pasando por la Calle
Con este ensayo pretendo determinar una nueva línea de lectura de “El Aleph”, basándome en la escena del cuento en que Borges baja por la escalera para verlo por primera vez. Ciertas alusiones al tiempo, y ciertas palabras remarcadas en cursiva, me llevan a querer desarrollar la siguiente idea. Este
La película Sud pralat (AKA, Tropical Malady, 2004) del cineasta tailandés Apichatpong Weerasethakul comienza con una cita del cuento Poeta Tigre de Atsushi Nakajima: Todos nosotros somos bestias salvajes por naturaleza, y nuestro deber como seres humanos es volvernos domadores que mantienen a sus animales bajo control, e incluso les
El trabajo de la imaginación, su penetración aguda y exacta en los detalles que, en una obra de arte, iluminan el conjunto, me fue recientemente ilustrado con particular claridad en un sueño. Soñaba con una gran casa situada en un paisaje llano, y con la historia de la casa, pero
“No tenemos lenguaje para los finales. Quizá un lenguaje para los finales exija la total abolición de otros lenguajes.” Carlos Mastronardi* I. Mapa Por alguna razón, a los escritores les gusta perderse en la ciudad. La de ellos, las de los demás. Será porque el ejercicio de dejarse ir por
La reconstrucción del cuerpo para la autopsia final tardó casi el mismo tiempo en que nosotros, los hijos del padre, tardamos en planear la obra cúlmine. Cuando decimos tiempo (tempi, la velocidad del pulso musical, según nos había enseñado nuestra madre) pensamos en ese segundo puntual donde se alteran los