Todos tenemos una película favorita. Esa que vimos mil veces, que sentimos parte de nuestras vidas y cuyos personajes se han vuelto casi parientes. A menudo podemos llegar a preguntarnos: ¿Por qué esa peli? Quizás guardamos la esperanza de que al encontrar la respuesta descubramos algo sobre nosotros mismos. Entonces:
Así empieza Tango Feroz: “No se confundan, no tengo nada que dar”, con un joven Fernán Mirás de camisa batik y chaleco corto, que se le planta a un policía guitarra en mano y es empujado hacia atrás en cámara lenta. “Voy sin fichas ni monedas por este gran carnaval”.