Como sabemos, Defensa del Marxismo está conformado por un conjunto de ensayos escritos entre septiembre de 1928 y junio de 1929, los que fueron publicados en la Revista Amauta. Originalmente, habían aparecido en las revistas limeñas Mundial y Variedades. Antes de morir Mariátegui dejó organizado el texto para su publicación como libro, pero una serie de circunstancias adversas, sumadas a su prematura muerte, hizo que el proyecto se frustrara. 

En Chile su publicación como libro se hizo en año 1934, bajo el título de Defensa del Marxismo. Polémica revolucionaria, siendo prologada por Waldo Frank, un escritor estadounidense cercano a Mariátegui. Es esta edición la que se presenta ahora. Junto al prólogo de Waldo Frank, en ella figuran 17 ensayos de Mariátegui, quien originariamente concibió solo 16. En esta edición no se incluye la segunda parte de la edición chilena, de 1934, titulada La emoción de nuestro tiempo. Ello por cuanto los editores consideraron que no forma parte del núcleo central del pensamiento maritegueano.

Cabe destacar el exhaustivo y minucioso trabajo de edición comentada que contiene la versión que presentamos hoy, lo cual se refleja, en gran medida, en las notas explicativas a pie de página y se incluyen las precisiones que en ellas se realizan respecto de las fechas de publicación de los diferentes ensayos, tanto en su edición en las revistas peruanas Variedades y Mundial, así como también en la Edición popular de 1985. Igualmente en la edición que hoy presentamos se efectúan ciertas rectificaciones a citas que, según los editores, tuvieron errores en ediciones anteriores. Todo ello se encuentra sintetizado en un cuadro comparativo inserto en el libro, que tiene un gran valor.

Según su editor, la reedición comentada de Defensa del Marxismo que presentamos hoy “es el fruto de un análisis de contrastación con los ensayos de la obra editada en Chile en 1934, y con las versiones aparecidas en las revistas Mundial, Variedades y Amauta, y con la edición popular de Defensa del Marxismo, de la editorial Amauta impresa en múltiples ocasiones desde 1959 en adelante editada en distintos lugares”.

La presente edición “se encuentra organizada en dos partes: la primera contiene los 17 ensayos que componen Defensa del Marxismo. A propósito de estos ensayos en ella se incluye, además, “un aparato crítico de citas al pie de páginas, que van dando cuenta de los cambios más relevantes producidos en las diferentes publicaciones de los Ensayos con respecto a la edición chilena de 1934” 

La segunda parte del libro contiene 6 ensayos en torno a Mariátegui. Son los siguientes: Itinerario de la edición de Defensa del Marxismo en Chile, del profesor Patricio Gutiérrez Donoso; Defensa del Marxismo: Los avatares de su primera edición en Chile, del historiador Ricardo Portocarrero Grados; ¿Defensa o transformación del marxismo?, a cargo del profesor Osvaldo Fernández Díaz; Revitalizar la revolución/Moral de productores y lucha por el socialismo en José Carlos Mariátegui, de Gonzalo Jara Townsend; Del clamor de la realidad a la creación heroica: notas para un “marxismo peligroso”, de Jorge Budrovich Sáez y; Mariátegui y la condición reformista del socialismo belga: ejemplo de una vida sin heroísmo, del profesor Claudio Berríos Cavieres.

En cuanto a sus tesis de fondo, según su editor, “Mariátegui en esta obra hace suya una polémica internacional, que se materializa en una crítica al libro del belga Henri de Man titulado “Más allá del Marxismo”, publicado en Francia en 1927. En esta labor, “Mariátegui intenta posicionar una forma de entender y actuar desde el marxismo en el clima político del Perú de finales de la década de 1920 caracterizados tanto por su enfrentamiento con el APRA como con la Komintern. En este sentido Mariátegui ve la necesidad de responder, a través de un tono polémico, desde un marxismo propiamente peruano y latinoamericano”. Desde esta óptica Mariátegui dialoga con Marx desde Latinoamérica, despojándolo de las visiones economicistas y teleológicas a la fecha en boga. Por lo mismo, su propuesta representa un marxismo hereje, cuyas repercusiones resuenan hasta la actualidad por su acción creativa”.

Por estas consideraciones, y otras, este texto de José Carlos Mariátegui tiene un gran valor. Más aún cuando, como bien señala la introducción del libro, “la reflexión sobre el marxismo que abre Mariátegui en Latinoamérica colocó en perspectiva y en cuestión un tipo de lectura y de mirada sobre el marxismo –la mirada que impusieron los esquemas positivistas y economicistas de la década del 20 del siglo pasado difundidos por la ortodoxia oficial desde Europa, las que terminaron inmovilizando la posibilidad de realizar miradas más activas y críticas del Materialismo Histórico”.

Para Mariátegui, -como bien señala el editor- el marxismo no consiste “en un método o teoría por aplicar, sino (un método) constantemente contrastado con la realidad al enfrentarse con la praxis de cada pueblo”. Es precisamente en ese sentido que “la obra de Mariátegui reivindica una concepción activa y creadora de la realidad”.

En ese marco, todos los ensayos de Mariátegui que aparecen en Defensa del marxismo evidencian un denominador común. A saber, polemizar y refutar las tesis y las acusaciones con las que Henri de Man pretendió liquidar al marxismo con su libro “Más allá del marxismo”. En este sentido Mariátegui insistirá en la falta de originalidad del empeño de Henri de Man. Sobre el punto sostiene que “El marxismo sufre desde fines del siglo XIX las acometidas, más o menos documentadas o instintivas, de profesores universitarios, herederos del rencor de la ciencia oficial contra Marx y Engels y de militantes heterodoxos, disgustados del formalismo de la doctrina del partido” Mariátegui da ejemplos de ello: en 1897, -dice- Charles Adler, pronosticó la disolución del marxismo; en 1898, Massaryk, diagnosticó la crisis del marxismo; luego hizo lo propio el socialdemócrata Eduard Berstein, cuya tesis revisionista desestimaba las predicciones de Marx sobre la concentración del capital y la depauperización del proletariado.

Estas “ofensivas menores” de los detractores de Marx, dice Mariátegui, no consiguieron expugnar la ciudadela del marxismo: por el contrario, sirvieron para estimular la actividad intelectual del socialismo, cumpliendo una oportuna función de reactivo”. La verdadera revisión del marxismo, observa Mariátegui, ha sido realizada, en la teoría y en la práctica, no por los mencionados autores, sino por otras categorías de intelectuales revolucionarios como George Sorel. Mariátegui afirma que es a través de este último que el marxismo asimila elementos y adquisiciones sustanciales de otras corrientes filosóficas posteriores a Marx las que vigorizan el pensamiento socialista, restituyéndolo a la misión revolucionaria de la cual lo había sido gradualmente alejado por el aburguesamiento intelectual y espiritual de los partidos socialdemócratas y sus parlamentarios que se satisfacían en el campo filosófico, con el historicismo más chato y el evolucionismo más pávido.

No es el objeto de esta presentación hacer un comentario de cada uno de los 17 ensayos de Mariátegui que conforman esta obra. Por lo mismo me limitare a hacer una breve referencia a uno de ellos: el ensayo 4 o La filosofía moderna y el marxismo. En él Mariátegui se refiere a dos cuestiones fundamentales. Por una parte a la concepción materialista de Marx como antítesis de la concepción idealista de Hegel, y por otra, al lugar de Lenin en la línea genealógica del marxismo. Marx, dice Mariátegui sobre el punto, no se propuso nunca la elaboración de un sistema filosófico, sino de un método de interpretación de la historia para estudiar concretamente la sociedad capitalista. Y mientras el capitalismo no haya trasmontado definitivamente, el canon de Marx, -dice Mariátegui- sigue siendo válido. Por otra parte, Mariátegui afirma que el socialismo, o sea, la lucha por transformar el orden social de capitalista en colectivista, mantiene viva la crítica marxista, la continúa, la confirma y la corrige.

Para Mariátegui, en fin, “Marx está vivo en la lucha que por la realización de socialismo libran en el mundo innumerables muchedumbres, animadas por su doctrina”. Agrega que el marxismo –o sus intelectuales– no ha cesado de asimilar lo más sustancial y activo de la especulación filosófica e histórica post-hegeliana o post-racionalista. 

Apoyándose en estas tesis, y en otras a las que por razones de tiempo, no podemos referirnos, Mariátegui ajusta cuentas con lo que llama “caterva filosófica moderna y engreída”, a la cual pertenecen hombres como de Man. En relación a ellos sostiene que en lugar de enjuiciar al marxismo, debieran más bien enjuiciar a la filosofía contemporánea por su deliberada y miedosa incomprensión de la lucha de clases y del socialismo”.

Para finalizar diría que uno de los mayores aportes que José Carlos Mariátegui realizó en estos ensayos residió en un verdadero esfuerzo de pedagogía política. Porque nos entrega herramientas, instrumentos, armas de lucha ideológica tan necesarias en los tiempos que corren, rescatando, desde nuestras realidades latinoamericanas, una concepción del mundo que, parafraseando a Gabriel Celaya podríamos decir está “cargada de futuro.”

 

 

 

 

 

Presentación del libro
Defensa del Marxismo
José Carlos Mariátegui. Edición chilena de 1934.
Ediciones Inubicalistas,
2022.

Por Roberta Sanhueza Ramírez