Lengua acéfala es la sexta lengua que ensaya el poeta Sergio Muñoz: una que es suya, acéfala, intuida, pero que es también, la lengua de eco & narciso. Una lengua que -como todo poemario- despliega un mundo propio cuidadosamente trabajado: donde se pregunta por la sombra hermana y en el eco de las palabras descubre su propia voz, duda de ella y se repliega sobre sí.

Los poemas vuelven sobre la lengua y sus ecos,
‘el flujo de una ola en otra ola
el eco de una voz en otra voz’

¿Quién habla? ¿Narciso con su reflejo? ¿Alcanza a la ninfa que no puede ver pero adivina cercana a sí? ¿Es la voz del poeta que se habla a sí misma o a su hermana?

Sergio me invitó a leerlo como poeta y crítica y como amiga. Sospecho que no es la única razón. Una circunstancia mucho más íntima nos atraviesa, ya no como poetas, sino como personas, que va más allá del panorama literario que compartimos: ambos somos gemelos. La diferencia es que mi hermana gemela está viva, y por lo tanto, yo no le escribo (es de mal gusto escribir de los vivos, nunca quedan satisfechos y suelen opinar de más). Sergio y su hermana, en cambio, no se conocieron: él nació, pero ella no. Quizás por eso le escriba: porque su presencia le hace mucha falta en esta vida; el amor, la palabra y la insistencia la traen de vuelta. Estos versos se vuelven una forma de invocar lo incognoscible, fantasmal, la acuosa placenta, los planos de existencia: una forma de asomarse al abismo y la pregunta.

Si la voz en los poemas de esta lengua acéfala es Narciso, mirándose en el reflejo, buscando al otro, el interlocutor parece ser múltiple:

“respondo a tu respiro

y aguardo por si hablas

pero sólo hablas

para decir las huellas de mi mundo”

De a ratos, el verso se dirige a sí mismo. De a ratos, se dirige a eco / a quien imagino su hermana / a una mujer amada / o al eros mismo. Es en ese eco, donde afina el oído en busca de su respuesta:

“a veces se oscurece

hasta que algo nos recorre

corre

corre hasta que en el sueño te adormeces

meses

tanto tiempo como sea posible”

Por momentos, a quien interpela es al lector para recordarle que el lenguaje es un juego verbal que crea y destruye, donde el artificio, la retórica y su carácter mismo de construcción se evidencia. El poema hablará con toda su polisemia, bajo ecos de aquellos (Parra, Zurita, Juan Luis Martínez) quienes desafían el lenguaje:

“buscar un poema en el filo de lo que define

en la lengua que se equivoca y arremete contra el sujeto que

la articula”.

La importancia del sonido es una constante en la poesía de Muñoz. Su trabajo recorre ciertos hitos: las lenguas, la identidad, la constelación familiar, la experimentación, el eros y lo indecible. Como planteaba el argentino Jorge Leónidas Escudero: el poeta es ante todo, un buscador. Los versos de esta lengua acéfala indagan:

“buscar un poema en el aire en el agua

en el margen de una voz que no se apaga.”

Por Milagros Corcuera

Ciudad de Buenos Aires, Argentina

Diciembre, 2022.

 

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Inubicalistas
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