CÁBALA
mE ROMPE EL corazón
pensar que no te volveré
A ver,
o, peor, que te vuelva a VER
y que tus ojos
ya no sean tus ojos.
que una mirada
desinteresada
se refleje en mis pupilas,
que todo fue
sencillo idilio,
UNA pródiga,
un AMÉN;
que no hubo despedida
que tampoco buenos días;
Que todo lo imaginé,
que este dolor
Jamás sucedió.
ESTOY A LA ESPERA
de lo fatal,
es mi cábala
en el amour, contando
los jirones de este corazoun
incierto, roto,
como pétalos de flour.
embriagado de promesas y desvelos
entregado a mis manos
y su insignificante alcance,
sin costuras
siempre incierto siempre roto
colgándome del cuello como amuleto
arrastrándolo en la sombra
de otras historias
-igualmente-
inconclusas,
postergadas.
Y este pasado es un bálsamo.
Y estos fracasos, victorias.
Me dicen: Del amour no hay nada que esperar.
VIGILIA
Mis ojos acunan la noche y se desprenden de ella
Ceñidos por un sueño ausente de colores
El regazo melancólico de un arcoíris
El céfiro que ahuyenta los pesares
L a ventana de ojos negros
Tersa piel de estrella y agua.
Pienso: Mi sufrimiento parece
Incansable, o infinitamente repetitivo,
Ti ti vo, ti vo, i v o, v o, o . . .
Patológico, perseverante como aburrido.
Y luego tú, que con facilidad ingresaste y
Con dificultad fuiste desterrada,
Y luego la otra, que con frágil presencia
Me derrumba, trémula flor de humedal
Y finalmente yo, esparcido como huérfano.
Y así las cosas van pareciéndose
Las unas con las otras
Siendo la misma cosa
Nuevamente en aquel ejercicio tautológico
De espejismo en la habitación
Que desdobla la in ti mi dad.
CERDA
Las liras ríen con la lid
De un monumento de piedra rosa
Que acuña a los amantes
De la banca náufraga de orines.
Apóstata de brazos cruzados,
La mujer incógnita
Mira la nostalgia
Que son un par de bolsas
Errantes en su danza.
La cerámica se tiñe de morado
De un lila color estaño
Lucubrando de espaldas sentado
Un viejo de verde huraño.
Bajo la tentativa de mausoleo
Una enseña adorna su babero:
“Gobernar es educar”
Que las palomas se llevan a los techos
Como migas de pan.
BANCA
“Podría estar sentado en esta banca
Un milenio de vidas”, pensó
Mientras estuvo sentado
En aquella banca
Un milenio de vidas.
No exagero cuando digo
Que no hay nada
Antes de la muerte;
Quizá el nacimiento,
Quizá un par de ojos exhaustos
Y unas mejillas ruborizadas,
Fuera de eso,
Vacío.
Por Ignacio Barrales
Foto por Pascal Viveros