Sin lugar a dudas Andrés Anwandter es uno de los poetas chilenos más prolíficos de la actualidad, el año pasado ganó el MOL con Materia Gris (Overol) y este año vuelve a publicar, esta vez con la editorial ariqueña Aparte, un libro titulado Pasados en limpio. En este libro, como en la mayoría de los que ha escrito, se deja ver un lenguaje sumamente personal donde las palabras y los espacios de esos pequeños edificios frágiles que son sus poemas tienen la misma importancia. La poesía de Anwandter es pasajera, huye de las frases para el bronce y la palabra final, busca en cambio las reverberaciones e incluso las contradicciones que sus versos pueden guardar con los que vienen antes y después, creando una poética que parece, por momentos, un silbido azaroso escuchado al pasar.

 

Troza los sueños

pica leña
cada noche
con un hacha

sin hallarle
todavía
la gracia

solo por
calentar
una casa

que le queda
demasiado
grande

para metérsela
de una vez
en la cabeza

y albergar de verdad
a los suyos
en ella

protegidos
del invierno
nuclear

escribiendo
una novela
distópica

en lugar de trabajar
por un sueldo

 

Infinitivos domésticos

habría que partir
por lavar
los platos

y
ya que estamos
en esta        barrer

antes de escribir
cualquier
cosa

separar
la ropa sucia
por colores

para cargar
la lavadora
mientras hierve

la tetera
decidir
té o café

anotarlo
en la libreta
del teléfono

olvidar
la razón
de encontrarse

en otra pieza de la casa

 

Incluyo veneno en la lista del supermercado

hay más lauchas
al momento

en mi cabeza
que en la cocina

acurrucadas
de día

en lo profundo
del oído

crujen          a ratos
las orejas

noche a noche
las tablas del piso

y el chubasco habitual
sobre las planchas

del techo         le devuelve
el habla al invierno

a quien intento
escuchar         distraído

por los chasquidos
ocasionales

del corazón bajo el pecho

 

Palabras que intento

primero que nada
enhebrar

a la aguja
con la cual

pretendo
después

remendar
la poesía

un saco roto
donde han ido

a parar
tantas cosas

de mi vida
privada

transmutadas
en verso

dejo escarbar
a la gente

en lo que escribo
se lleve

sin saberlo
un retazo

cualquiera
de tela

relata
una historia

aunque nadie la entienda

 

Contra los hijos

que no tiene
y le quitan

el sueño
a medianoche
con sus mañas

tras la pared
del dormitorio

lo que arruina
su carrera
literaria

aunque también
le signifique

trabajo    recoge
juguetes
del suelo

se deja un par
de imágenes

que hacen
mierda
su espalda

incapaz de
capitalizar

a no ser
en forma
de poesía

la caca color oro
de las guaguas

 

Coplas rotas

la sombra
de mi padre
ya se alarga

al otro lado
del planeta

bajo el cielo
anaranjado
del otoño

años atrás
de la mano

proyectados
en las faldas
del cerro

de mehuín
todas las fotos

descoloridas
que jamás
nos sacamos

de la cabeza
forman un álbum

al hojearlo
se alborota
el corazón

entre sueños
premonitorios

y tortuosos viajes en avión

 

Lo menos que puede hacer

lo mínimo
que puede
ofrecer

es lentitud
la poesía

demorarse
un poco más
en las palabras

no mucho
lo que tarde

en llegar
una micro
por fin

de todos
colores

que nos lleve
directo
al pasado

reciente
del país

y el resentimiento
subsiguiente
empozado

se diluya
con paciencia

en una taza
humeante
de té

llena de significado
insondable

 

 

Pasados en Limpio
Andrés Anwandter
2020
248 pp.
Colección Postal Japonesa