Le ofrecí de todo
de polizón me ofrecí
o de esclavo –por ejemplo
bajo su falda
a corazón abierto
le ofrecí loco
mis sueños
los de papel
mis desgastados arpegios
mis gaviotas de invierno
mi barco sin timonel
le ofrecí todo
de todo le ofrecí
mis pies descalzos
mis huellas eternas
deshojadas a destajo
en la arena amarga
que no las borró
le ofrecí de todo
el sexo amotinado
por sexo le ofrecí
en las noches de amar
mis abrazos
los enredados
prestos una y otra vez
a blasfemar
le ofrecí mi risa
de rey de bastos
mis lunas de ultramar
mis deudas impagas
los sobregiros de amor
mis ganas reincidentes
mis desengaños
mis besos delincuentes
le ofrecí a deshoras
mis cansancios
mi desesperación
también me ofrecí
gordo a veces
otras reflaco
frágil y fuerte
valiente y mundano
creativo y zángano
vagabundo y ladrón
de sus sueños inconclusos
leídos en voz baja
por un políglota idiota
indefenso, desnudo
ingenuo le ofrecí
le ofrecí atrevido
mis pasos nocturnos
los perdidos
aún sin rumbo
en mi vigilia borracha
de una noche ingrata
mis calaveras de junio
mi armario sin armar
mi vajilla de ikea
mis horizontes sin mar
canchero le ofrecí
le ofrecí insólito
mis recuerdos azules
del príncipe que no fuí
mis bares cerrados
inoportunamente
en amanecidas agrias
alegres eróticas
de furia
sin orden le ofrecí
le ofrecí la jerarquía
servicial absurda
de mi arrabal pirateado
del farol triste
a falta de luna
miles de tangos
de rodillas solfeados
en la belleza terrible de su piel
y todo hasta el cansancio
bacano le ofrecí
le ofrecí urgente
mi pianola coja
mis libros sin final
mi ceviche vegano
y del mundo mundanal
mis conciertos de rock
una soprano afónica
las rancheras no cantadas
algunos boleros también
los siempre esperanzados
a manos llenas
como un niño le ofrecí
le ofrecí romántico
mis apuestas de sol
mis lluvias descalzas
mis más tiernas caricias
mis pesares con falta
de ortografía le ofrecí
para qué nombrar
mis amarguras
mis sueños sin pausas
todo eso y más
como un loco le ofrecí
le ofrecí mis alegrías
mis divorciadas tristezas
el café de domingo
la lluvia de sofá
mis solitarios tranvías
mis tardes de pereza
el canto agónico
de un gallo al despertar
mis vasos flojos
mis besos nocturnos
o trasnochados
de brindar a su salud
por si las moscas
también se los ofrecí
le ofrecí mi pintura
en blanco y negro
los aún sin musa
la que viene
no sé
y una cama prometida
de sexo le ofrecí
del final a la partida
desnudos en guarida
a cambio de su piel
tal vez como intercambio
con cargo a mí favor
riendo le ofrecí
me ofrecí urgente
en esta oferta de verano
en pleno invierno
antes que la vida
esa terriblemente hermosa
a veces cómica
otras difusa
nos gane la pulseada
sin mayor premura
por lo mismo
ahora o nunca le dije
por eso y mucho más
de todo le ofrecí.
Por Vicente de la Serna
Fotografía de portada de Daniel Leyton (@di.leytono)