Labores textiles
I
El bordado fue siempre un sacrificio:
quedarse en silencio para hallar otros modos de escritura
mientras nos destrozábamos los dedos
en el ir y venir de puntos nada más ornamentales
consiguiendo formas ininteligibles y repetidas
en las que pedía ubicaras mi corazón.
II
Dijo que la mujer que borda no puede ser mala persona
como si en cada puntada no nos ardiera la sangre.
Como si la labor no significara ir rebanando la tela
así como se rebana la carne así como se rompen otros textiles.
III
Cree que no me hago daño
que la aguja no llega al fondo de las yemas
que es imposible que un dedo se llame corazón
que el codo no está conectado a los nervios dolorosos
que si me golpeo no debo sobarme porque viene un regalo.
Me ignora, supongo.
Lo he bordado tanto, supongo.
IV
Le digo que no se preocupe
se acordará de mi de todos modos
pues dejé hebras en la alfombra
y varias agujas en el suelo de su pieza:
todos artículos imposibles de recoger fácilmente.
Poema e imágenes que acompañan texto por Catalina Espinoza
Portada: Tapiz colaborativo Barrio La Florida, Barcelona. Foto por Diarios de Guerra