Los hijos de los inmigrantes japoneses escuchamos en nuestra infancia que algún día toda la familia iría a Japón. Era un sueño poco convincente, aún para nuestros padres. El sueño se fue diluyendo y la cultura del entorno nos fue dando a nosotros, sus hijos, una identidad que terminaría siendo
Querides lectorxs y colaboradorxs, ¡Tenemos nueva convocatoria! El sistema será nuevamente completando el formulario (que más abajo encontrarán) aunque recuerden que si ya publicaron en Oropel no es necesario el formulario, basta con que nos envíen un correo. Seguimos no aceptando cuentos, porque de cada 15 que nos llegan, terminamos
Refugiadas en la mitad del libro, solo accesibles mediante un gesto inusual en las convenciones del leer –abriéndolo de nuevo por la mitad, de izquierda a derecha–, las palabras. Incluir reflexiones escritas sobre el collage y su práctica anclan la elaboración de los collages, la escritura de texto y la
Polifonía, ¿qué pensamos cuando leemos o escuchamos la palabra? En multiplicidad, en voces que luego nos conducen a los cuerpos y texturas, que en esta Polifonía por ratos se concretan, por ratos se confunden y disuelven en el movimiento, vaivén que conmueve el tránsito a lo largo del poemario. Comenzamos
Los poemas de La nube y la piedra parecen estar recorridos por la solemnidad elegíaca de una doble despedida, a la humanidad y al mundo que la cobija. Si en La tierra baldía la voz camina sobre el suelo de la posguerra, convertido de pronto en un reguero de esqueletos
Sin duda, estamos todos de acuerdo en que el cine, tal como lo conocemos hoy en día, no es perfecto. Pero eso es motivo de alegría, porque lo imperfecto postula la evolución. Lo imperfecto vive; lo perfecto está muerto, fuera de competición, no nos tenemos que preocupar por ello. En
Willesden Launderette Reverse Dolly Pan Right Friday Prayers (2010) de Mark Lewis es acaso la mejor demostración de que es posible entender el cine, entre otras cosas, como un arte del recorte. En el transcurso de un solo plano y en el espacio-tiempo de cinco breves minutos, esta película decididamente
Entramos al cine al atardecer y salimos de noche. Cruzamos la esquina de Ortiz de Ocampo y encontramos dos perros caniche toy atados al poste de luz, sentados de forma muy simétrica. No les saco una foto, pero pienso que podría ser un plano de la película que acabamos de
Yo conocí otras caras ya olvidadas (…) ninguna fue tan vívida en su ausencia Silvina Ocampo La palma de una mano, con los dedos bien separados, sale de un brazo extendido hacia el frente, para cubrir por completo el rostro de Silvina Ocampo, y deja unos pocos restos reconocibles: el
Romanticismo: ese mal aquel lugar del desierto donde el Principito fue mordido por una serpiente es hoy un oasis donde brotó una única rosa idéntica a la que hechizó los ojos del muchacho guiadas por el silbido gentil de las madres que acunan a sus hijos insomnes