Buenos Aires 27 de mayo de 1962

Mi estimado Droguett:

Quizá le haya extrañado mi prolongado silencio desde la última carta, pero al finalizar esta, se dará cuenta de cual ha sido la causa. Comienzo por decirle que su libro “Eloy” lo descubrí hace aproximadamente dos años en una vieja librería de la calle Corrientes; ya había oído hablar de él, y como anécdota en sí, nunca me llamó la atención. Pero ese día al hojear unas páginas, me di cuenta de lo importante que era; tal es así, que me lo devoré en menos de cinco horas. Lo he leído ya en otras oportunidades, y un fenómeno muy particular hizo de “Eloy” mi obsesión. Fui a ver “Un condenado a muerte se escapa”, que en esos momentos llegó a Buenos Aires, y este filme me convenció de que no sería pecado llevar “Eloy” al lenguaje cinematográfico sin desvirtuar en absoluto, ese doloroso relato (estoy leyendo “Sesenta muertos”, es maravilloso, es increíblemente maravillosos, le tiene que haber dolido mucho a usted.) Hablé con Babay, (Torre Nilsson) se entusiasmó mucho, pero no está dentro del cine que él hace; creo que usted ha de conocer alguna de sus obras, un cine valiente para nuestro país, pero cine de burgueses al fin.

Temiendo que los derechos ya se los hubiesen comprado, y sin saber cómo ubicarlo a usted, ya que el libro está editado en Barcelona, una vez charlé con Lautaro Murúa quien me dijo: no cabrito, el libro ya lo compré. Y desistí de mi intento, no sin mucha amargura. Todo lo demás ya lo sabe. Fui a Mar del Plata y me encontré con ese periodista amigo nuestro, quien me prometió ocuparse del asunto, y aquí estoy escribiéndole para explicarle primero: su libro va a ser totalmente respetado, pues “Eloy” es cine puro; va a ser filmado en el linde, entre Mendoza y Chile. Lógicamente habrá que buscar los decorados en esa zona. Creo que la cara de Eloy es esta que le envío. Este actor se llama Raúl Parini, es un muy talentoso actor argentino, no popular aún, pero muy respetado y conocido en la colonia, ya que recién se inicia en el cine. La dirección estará a mi cargo, con la asesoría de Torre Nilsson. Y ahora vamos al panorama. En estos momentos, me encuentro a la espera del crédito de mi película “Crónica de un niño solo”. Es un libro de mi hermano, de corte testimonial, social, digamos (creo que es mi fuerte). Esta película comenzará a rodarse a mediados de julio. Mientras tanto trabajo en “El dependiente” que está dentro de la línea social, también pertenece a mi hermano, de quien pronto le haré llegar algunas copias de sus fuentes. Creo que es la única forma de que usted pueda conocer a este extraño bicho que se llama Zuhaur Jury; este año se ha de presentar al Concurso de Lozada.

Querido Droguett, aquí el cine se hace a base de créditos que otorga el Gobierno; previa a la iniciación del trámite, el libro cinematográfico es estudiado por cuatro asesores, quienes determinan si este tiene posibilidades comerciales, si tiene valores artísticos suficientes como para merecer créditos, si es corto, largo, cuadrado o redondo. A esta oficina la llamamos: el muro de los lamentos, o el refugio de los bestias…” Para que se dé una idea de su efectividad le diré que, Dalmiro Sáenz, uno de los autores más importantes de nuestro país, y además ¡CATÓLICO! fue rechazado por falta de méritos artísticos, y además, obsceno. En cuanto a “falta de méritos” le diré que este autor fue de los más premiados y leídos en la Argentina, tuvo grandes elogios de la crítica en general, y Torre Nilsson, después de muchos pataleos y de visitar diputados y senadores (aquí existían!) logró que le aprobaran “Setenta veces siete”. A mí no me atrae la temática de Sáenz, pero indudablemente el cumpa tiene sus valores. Así que ya ve, amigo, “Eloy” va a correr, (si es que usted acepta las tratativas) una larga y tragicómica carrera, que tendremos que ganar! Ahora vamos al asunto negocio. Como usted comprenderá, lamentablemente, no puedo hacerle arriesgar a mi productor un anticipo en un libro que no sabemos si nuestros monos sabios, encargados de “protegernos” intelectualmente, aceptarán o no. Es casi seguro que sí, pues con “Crónica” tuve cuatro rechazos, hasta que al fin fui a visitar al Ministro de Cultura acompañado por dos o tres intelectuales, entre ellos Torre Nilsson, quienes avalaron los valores de “Crónica..” ¡recién entonces logré que fuera aceptado!. Como luché por este, lucharé por “Eloy”. Necesito tener la seguridad de que usted me da los derechos de “Eloy”, mundiales, para ser filmado. El título será el del libro. Diga usted con urgencia, cuales son sus puntos de vista, y sus exigencias respecto a sus derechos de autor. En cuanto a la forma de pago, es la siguiente: el veinticinco por ciento, al mes de ser aprobado el libro; el otro veinticinco, al promediar la filmación; y el resto al finalizar el rodaje. Creo que hemos de llegar a un acuerdo. En cuanto a la adaptación, no se animaría usted a intentarla) De todos modos, yo me pondría a la tarea de adaptarla ni bien me llegue su orden.

Mi estimado Droguett, creo que la cuestión está más o menos clara. Espero entonces su pronta respuesta. Reciba un cordial abrazo de su admirador y compatriota (soy mendocino).

Leonardo Favio

Tres sargentos
Acassuso
Buenos Aires

Cómo haría usted una adaptación cinematográfica de “Sesenta muertos en la escalera!?
Como podrá apreciar, ando loco con los Créditos del Instituto, por eso es que no le escribí antes.

 

N del E: Eloy finalmente no fue llevada al cine por Favio, sino por Humberto Ríos en 1969, cinco años después de que Favio filmó Crónica de un niño solo. Curiosamente, Eloy fue protagonizado por Raúl Parini, el actor que había sido señalado como ideal para el rol por Favio. Esta carta fue difundida por los familiares de Carlos Droguett a través de su página de instagram @carlosdroguett_oficial, a quienes agradecemos su impecable labor.

Para averiguar más sobre la historia de la adaptación de Ríos, pueden consultar aquí