Primero vino la vergüenza

la culpa

un estremecimiento

por la espalda.

 

El impulso de ocultarse

y olvidar.

 

Sentir el pálpito

con los ojos firmes en el follaje de

un árbol demasiado enjuto

para perderse en él.

 

El agua por la manguera

fantasía de seres presurosos

a la espera de tocar

lo negado

hendido por un deseo

sin nombre.

 

Arrolladores zumbidos

aguijones que se abren paso entre la carne.

 

 

*

 

Después vino el tacto

la humedad

frazadas hasta la cabeza

manos recorriendo

territorio

sin relieves.

 

Nuca contra el piso erizado

piernas entrecerradas

dedos fríos

temblorosos

copa de invierno

en doble exposición.

 

El murmullo inconfundible

la mordida fría se hunde hasta el temblor.

 

*

 

El temor

un ser invisible

presto a ocultarse junto a mí

en la oscuridad de una falsa casa

metáfora de cuerpo

estremecido

en medio de un campo de margaritas.

 

Y el grito ahogado

y la fantasía de manos fuertes

revelando resquicios

y las telas de araña

y piernas y manos

y la fantasía impropia

de una niñez rajada.

 

*

 

El deseo es acción

en una viga

en la cornisa

a punto de caer.

 

Manos sobre superficies ajenas

y nuevos escondites

y piernas entrecruzadas

sudor y prisa.

 

Y de nuevo agujas sobrevuelan

 de nuevo arde.

 

*

 

Y luego el deseo

es sístole

y otra vez vergüenza

y otra vez añoranza

de la simulada casa oscura

y la inocencia

y el tacto a ciegas

pero ahora digo

lamo las ganas

y el deseo es sal

en un cuerpo ajeno

una hortensia tupida

un árbol erguido.

 

Ya no hay agujas

pero hay dolor.

 

*

 

Y el dolor cierra

y la culpa

y la culpa es deseo

y abrázame

y simulemos la danza

y perdóname

y empápate de mí

sin sumergirte

y dibuja sobre mí

con tus dedos

donde quieras

y perdóname otra vez

pero me duele

porque los aguijones pinchan

 

aunque a ellas no las oigo.

 

*

 

Y después la búsqueda

el abandono

desplazamientos pueriles

y mis piernas abiertas

pero cerradas

y las bocas reptan

y los dientes chocan

y palabras torpes

y silencios falsos

 

porque el deseo se niega

no se enuncia

solo aparece

como la vergüenza

y el cuerpo desnudo

y el cuerpo de turno

y la pausa larga.

 

Poemas por Camila Hormazábal

Fotografía por Luigi Ghirri