la primera palabra fue el hogar, la primera pérdida un líquido rojo que puebla los años, no fue agua no fue nube no fue nombre, sangre y palabras se pierden en la búsqueda del hogar, en el ladrido de su violencia, guarda la mano, al abrirla un llanto se dirige al corazón y el ruido vuelve, el pálpito recuerda ser un niño ciego que sueña en un prado sin saber qué es un prado

guardábamos silencio frente a la tortura, aún golpea nidos y páginas, remo hacia el latido que no logra aliento, permanecemos mudos, las flores sobre las tumbas abren sus fauces y enumeran el día

para tener hay que dejar, la araña cubre la habitación, en la abrupta conciencia cae la tierra en la boca y nos damos cuenta de que cada uno de nosotros solo es la incidencia de una leve tregua

en el antejardín
bajo los columpios
en el pozo
bajo la parra
bajo el gallinero
bajo el nogal
en los bordes del pozo
cuerpos que parecen sin vida
pajonales
maraña de la letra
del estómago que se abandona en su hinchazón
dos niños juegan al borde de la playa
arrullo del mundo que no pudo mecernos
la historia arroja sus botellas vacías por la ventana

alguien habla desde otro extremo, pero el aire no tiene diques, es solo un cruce imaginario, por eso me dedico a hablarte en silencio cuando me contradigo y prendo fuego al aire, los ojos se cierran con el viento que enciende, cuando toqué la hoja sentí que el viento se colaba entre mis dedos, entonces pensé, escanciar, escanciar, esa palabra lava mi cara, la palabra, el agua solo finge

 

Por Nadia Prado

 

 

 

 

 

 

 

Animales distantes
Nadia Prado
2021
Ediciones Overol
64 pp.
Más info en https://edicionesoverol.cl/producto/animales-distantes/