Ni el más optimista de los lectores pondría a Michel Houellebecq del lado de los optimistas. Aún más, solo un loco lo haría al enfrentarse a la portada de su último libro, en la que, bajo el título rotundo “Aniquilación”, la oscuridad devora el dorado tradicional de las ediciones de
I. Entre ambos hay un hilo de seda blanco con letras negras que no alcanzo a distinguir. Mientras más me concentro en el mensaje escrito en la seda, más nos hundimos. Justo antes de quedar completamente enterrado, abro los ojos. El perro está inconsciente, pero aún respira. Tiene los paños