Si tuviésemos que caracterizar la reciente edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín (FICIC) podríamos hacerlo, siendo injustos como en toda generalización, con solo un apellido. Es que Fernando Martín Peña fue uno de los protagonistas, no solo como programador de la Filmoteca en vivo (que tuvo obras maestras como Tiro de gracia The Players vs Ángeles caídos), sino también en el rol de escritor invitado, presentando su Diario de la Filmoteca (Blatt y Ríos, 2023) y como personaje principal, o intérprete, si se prefiere, de una película dedicada a su trabajo: La vida a oscuras, dirigida por Enrique Bellande. Era ineludible, entonces, con la cantidad de temas de charla que se acumulaban con los días, volver de Cosquín con una entrevista.

MGT: ¿Qué pesa más, el libro o una lata?

FMP: No, la lata. Muchos libros pueden pesar más que una lata, pero siempre las latas te ganan. Para hacer un largo son 20 kilos, así me decían ellos. Siempre la lata pesa más.

MGT: En esta edición del festival estás con distintos roles. Estás como programador con Filmoteca en vivo, como actor y como escritor invitado. Me imagino que es la primera vez con tantos roles en un festival.

FMP: Es que es la primera vez que hacen una película sobre mí. El año pasado vine con un libro, además de las películas que programo con Roger. Creo que fue con Cine Maldito. Ahora justo se da que Enrique Bellande terminó finalmente su película y esto además coincidió con la salida de otro libro, entonces, bueno, Roger aprovechó y metió todo junto a la misma vez. Es divertido.

MGT: Me intriga en especial sobre el diario el proceso de edición. Se dice que toda edición es un proceso de negociación entre el editor o los editores y el autor.

FMP: No, acá no hubo ninguna. Al contrario. Yo tenía el diario comprometido con otra editorial que hacía seis años lo tenía muerto, no lo editaba y nunca entraba en el plan de ese año. Lo tenían parado. Un día me cansé y se los pedí de vuelta y lo hice público. Ni bien hice el posteo me llamó Enrique y me dijo que quería ofrecerlo en Blatt y Ríos. Y bueno, ahí tardó un año y medio, casi nada, se demoró un poquito de tiempo por la pandemia, pero me vino bárbaro porque después de montar el equipo lo revisé todo y lo terminé. Le di esta organización de ver cómo quedaban mejor los meses entre sí, pero no hubo ninguna negociación, un poco con las ilustraciones, pero bueno, es inevitable.

MGT: ¿O sea que vos fuiste tu propio editor en este libro?.

FMP: No, bueno, yo siempre me edito, traigo el texto lo más acabado posible. Pero la mirada de alguien que sabe leer, que es lo que hace el editor muy bien, siempre te hace falta. Que corrija erratas que se te escaparon, que te hagan una propuesta, eso me lo hizo todo Enrique. Además, Enrique sobre todo se cargó sobre los hombros la producción de las ilustraciones, porque yo le hice un montón de propuestas, la mayor parte de las cuales se cumplieron, y después, las que no se podían conseguir en la calidad necesaria como para imprimir, había que reemplazarlas por otra, y ahí él se mató por el libro, porque hizo un laburo fantástico.

MGT: Y a propósito del formato, vos no empezaste escribiendo esto en ese formato, sino que en formato apunte en Facebook

FMP: Igual se llamaba Diario de la filmoteca, era como una sección, un texto recurrente que yo tenía en Facebook como “DDLF”: Diario de la filmoteca. Sin pensar en que fuese un libro, lo tenía identificado bajo ese nombre. Nunca imaginé un diario, diario, después dije bueno, llegó el momento de darle forma, y la estructura de un diario personal era la que se imponía naturalmente. Era eso o la forma de una agenda, un almanaque o algo así.

MGT: Y en ese sentido, en ese proceso de darle forma a este diario, de distribuir los días, como hablabas recién. ¿Hay algún diario en especial que a vos te guste, que vos leas constantemente?

FMP: Hay otras cosas que yo he escrito que han tenido modelos, como los libros sobre los cineastas desaparecidos, tanto el de Gleyzer como el de Cedrón, que tienen la estructura de biografías orales. Ahí hubo dos libros que me marcaron bastante, que me hacían entender lo atractiva de esa forma de hacer que los testigos recuperen la memoria que ha quedado sobre tal personalidad a partir de la gente que la conoció. Me acuerdo de un libro sobre Ed Wood, que sigue siendo para mí la mejor biografía que se ha publicado sobre él, y después otro sobre Edie Sedgwick, que acá lo sacó una editorial grande, un libro importante que está todo hecho de esa forma. Entonces, cuando llegó el momento de escribir sobre ellos, lo primero que pensé fue en hacerlo en una prosa normal, pero después me di cuenta que las entrevistas eran tan fuertes y que cada entrevistado tenía su particular forma de hablar, lo que tenía que ver con la época que me interesaba rescatar. Me di cuenta que tenía que ser esa estructura. Pero en este caso no, lo estoy pensando ahora y no, no hay referencias en cuanto al formato de diario.

MGT: Y en esta distribución hay ciertos reflejos, vos tirás una cosa en enero y después la retomas más adelante. Hay hitos y cosas a las que vas volviendo.

FMP: Sí, bueno, hay cruces. Cuando retomo algún tema te mando la fecha en donde ese tema se origina. Hay vasos comunicantes, eso sí. Pero Roger encontró otra cosa que yo no me había percatado, que son las continuidades temáticas. Yo sí había pensado que si me ponía a hablar de un actor o una actriz, ese mes tenía que ser ese. O si hablabas de un muerto querido, por ejemplo, no tenía que haber todos los meses uno o uno pegado al lado del otro por más que las fechas de la muerte coincidieran. Tenía que ser espaciado, para mantener un poco la fluidez por si alguien me lee de corrido. Quien no lo lee de corrido no le importa.

MGT: ¿Y hay efectivamente alguna fecha del diario que coincida con la fecha del año?

FMP: Mi cumpleaños. Y hay algunos otros momentos que sí, que tienen que ver con lo que se cuenta ahí. Por ejemplo, la fecha de la muerte de María Vence, la fecha de la muerte de Isabel Sarli, Birri, Stagnaro. Había ciertas entradas que tenían que ir en esos días. Pero hubo, por ejemplo, un momento en el que me habían quedado dos muertos cercanos y saqué uno.

MGT: ¿Lo fuiste trabajando digitalmente o en algún momento sentiste la necesidad de graficarlo en algo más grande?

FMP: No, no. Necesito verlo impreso para corregir, para editarlo. Entonces, ahí me hago un impreso y luego lo voy haciendo en la mesa con la lapicera.

MGT: ¿Tenías todo impreso?

FMP: Sí, todo el toco gigante. Sino se te escapan erratas permanentemente en el digital.

MGT: Sos análogo para todo.

FMP: No todo lo que yo quisiera, pero sí, soy bastante análogo, pero por mi edad. Yo cuando nací los Beatles no se habían separado.

MGT: A propósito de la película, ahí se te da una representación más o menos quijotesca, un poco heroica, parece una gesta medio Sísifo.

FMP: Me han dicho lo de Sísifo. No lo niego, pero Sísifo no tiene nada de heroico.

MGT: Lo heroico que tiene es seguir empujando.

FMP: Está bien, pero eso es testarudez en todo caso. La película es de Enrique y Enrique vio lo que vio. Yo no me identifico. Yo no creo que haya nada de heroico en lo en lo que yo hago. Sí, lo que creo es que por la circunstancia que todos conocemos, que no tenemos cinemateca, etcétera, lo que yo hago cubre una necesidad. Hay un montón de gente que disfruta mucho las películas que yo paso y sigue lo que yo hago, básicamente porque falta una institución que cumpla con eso. Así como falta una institución que cumpla con la preservación de los materiales argentinos, una constancia en la divulgación del cine que importa y el que no importa, porque una Cinemateca siempre suele tener programaciones muy eclécticas y muy abiertas. Si eso lo hago yo es porque no lo hace una entidad. Pero yo no veo nada heroico, lo hago porque me gusta. De todo lo que hago, lo que más fácil me sale y más disfruto es proyectar películas con gente y ver películas en público. No me cuesta ningún esfuerzo. cargar latas o armar las películas no me preocupa en lo más mínimo. Y me encanta poder sentarme a ver las películas con la gente. No importa si la vi cinco veces ya, me gusta verla y escuchar las reacciones y ver lo que las películas producen en los demás. Cuando disfrutas algo, no hay nada heroico.

MGT: Pensaba que la memoria ha sido un tema recurrente a lo largo del festival. Se la ha mencionado mucho, es un tema que Roger y vos han tratado mucho en sus presentaciones. Hay una preocupación, quizás reciente por temas políticos, de que se ve que cierta memoria está en peligro. Yo siento especial temor ahora, por Milei, por los negacionismos y por toda una avalancha muy fuerte y preocupante en ese sentido. Lo de quijotesco lo preguntaba también porque vos en el libro lo que más haces es memoria ¿no? Apuntalas ciertos recuerdos, generas memoria de tus amigos como Manes, homenajeas las gestas de tus maestros como Octavio. No digo que vos los “quijotees” a ellos, pero sí hay una valoración muy grande de saberte heredero.

FMP: Sí, pero es una herencia dada porque no me quedó otra. Se murieron, qué le voy a hacer.

MGT: Hay gente que en esa situación vende todo.

FMP: Ellos sabían que conmigo eso no iba a pasar.

MGT: ¿Cómo ves al futuro en ese sentido? ¿Cómo ves a las futuras generaciones en materia del resguardo de la memoria del cine argentino y los distintos archivos fílmicos?

FMP: Mira, lo que noto es que de un tiempo para acá hay mayor preocupación porque hay un poquito más de conciencia, se empiezan a dar cuenta de que nadie lo está guardando. Y también que nadie se está preocupando por la preservación de lo digital tampoco, un tema que no es el mío y donde no me quisiera meter. Pero si está descuidado lo analógico, imagina el caso con lo digital, acá nadie empezó ni a pensar el asunto. Mientras que en México lo están pensando hace diez años, como en toda cinemateca importante. En esos lugares lo otro ya no se discute, es una obviedad que hay que preservar los materiales fílmicos. En ese sentido nosotros acá estamos en la edad de piedra. Cuando se entiende esto, lo cual ahora está sucediendo más que hace diez o quince años, supongo que algún efecto se produce. Quiero ser optimista. Respecto del Estado ya no lo soy porque lo intenté todo y no funcionó. En 2010 conseguimos la reglamentación de la ley y aun así no existe la cinemateca, ni hay ninguna otra propuesta. Lo frustrante es que la ley de la cinemateca no les gusta, supongo, pero no hay otra que aparezca como contrapropuesta, porque las funciones de una cinemateca deben ser cumplidas de una u otra manera. No ha habido nada que mejore a nuestro plan, a todo lo que trabajamos. Seguimos en la nada, eso es lo enojoso. No hay una actitud superadora de esa ley nacional, aprobada y reglamentada, por la que luchamos once años. En este contexto, cualquier cosa sería buena, pero no hay nada. A partir de entender eso dije: “okey, construyo un espacio climatizado y adecuado para mantener y resguardar las cosas o voy a perder incluso lo que yo mismo guardo”. Entonces construí mi casa, con su bóveda, su aire acondicionado y sus estanterías, para guardar y conservar todo lo mejor posible. Todo dentro de las posibilidades económicas que mis sueldos en el MALBA y en la docencia me permiten, que son mis trabajos fijos. Con Filmoteca TV es más complejo porque en enero, febrero y marzo no se trabaja.

MGT: En la película aparece cómo Filmoteca está en peligro y pareciera que todos los años pasa lo mismo.

FMP: Todos los años no sé, pero ese año fue muy concreto el peligro, como en el año de la pandemia, que nos sacaron del aire. Nunca podés saber si va a seguir o no. Entonces no puedo depender de lo que gano ahí, dependo de los sueldos. Tengo que poder mantener ese gigantesco archivo con esa plata. Ese problema lo resolví en el 2013 y comencé a construir, algo que terminé este año. Este año terminé mi casa tras diez años de obra.

MGT: ¿Y tenés ganas de seguir ampliando?

FMP: Más que ganas necesitaría la eventual necesidad. Igual ya no hay tanto volumen de material como cuando se pasó definitivamente del fílmico al digital. En esa época se tiraron cantidades increíbles de material. Material sigue apareciendo y a mí me queda lugar, no tanto, claro.

MGT: ¿Vos te desprendes de alguna copia?

FMP: Solo algunas repetidas. Las cambio, nunca vendo.

MGT: Eso es lo que hiciste con Jaime Córdova, ¿cómo fue eso que fueron a Mendoza y cruzaron?

FMP: Hicimos un cambalache, como dice él. Él fue San Martín, cruzó los Andes con las copias.

MGT: Eso fue una quijoteada.

FMP: Una de él. Yo mandé un flete de Buenos Aires a Mendoza, coordinaron encontrarse en una esquina de Mendoza, sacaron las películas de los respectivos camiones, las intercambiaron y cada cual se trajo lo del otro a casa.

MGT: Es algo que probablemente no se hacía desde la dictadura, donde hubo cierto intercambio fronterizo de películas.

FMP: Probablemente, no sé cómo hizo él para pasar por la aduana. Yo le había advertido que el problema era la aduana, que la aduana argentina es un estado paralelo que tiene reglas que no se entienden. No sé cómo hizo.

MGT: Algo me han dicho, creo que tenía algún santo en la corte. ¿Sos un Player o un Ángel caído?

FMP: (risotada) No sé, a ver. Me parece que todos somos un poco y un poco, según el momento. Me gustaría ser un tipo feliz como los que están abajo, todo el tiempo contentos, cantando. Muchas veces soy así, otras no y me nublo un poco.

Todos estos episodios de “no te vamos a dejar que sigas”, etcétera, como en la ENERC, donde me echaron por peronista. Ellos me ponen una identidad política que ni yo me animo a asumir por respeto a mis amigos peronistas y por un compromiso con el que yo no me identifico del todo. Obviamente me siento muy afín, siempre me sentí un tipo de izquierda, me siento mucho más afín a esa forma de entender la política que a la derecha. Esa forma grosera de echarme desde luego es molesta e irrita, pero le respondimos como se ve en la película: haciendo un ciclo de comedias, con películas de los hermanos Marx. De ese tipo de payasos lo único que podés hacer es reírte. Los momentos realmente dolorosos fueron las muertes, que se muera Octavio, que se muera Manes, gente que era joven y con quienes éramos muy fuertes entre los tres. Eso fue un palazo. Nada de lo que me puedan a hacer los políticos me va a doler tanto como eso. Encima ahora no pueden tocarme porque yo ya tengo mi casa. Que me echen de todos lados si quieren, yo desde mi casa puedo seguir. Ya sea por YouTube con Filmoteca Online o como sea. Si lo que hago les molesta, les voy a seguir molestando porque no voy a parar.

No tengo de qué quejarme hoy en día, me va muy bien en lo que hago. Estoy agradecido. Lo que pasa, eso sí, es que siempre pienso que podría hacer más. Por ejemplo, en la época de Martínez Suarez en el festival de Mar del Plata, incluso antes de que me llamara para ser director artístico, él me llamaba siempre para hacer ciclos de cine en fílmico. Yo dirigí el primer festival que él hizo, pero el trabajo con él era difícil, entonces para preservar nuestra relación dejé ese lugar. Mas adelante me volvió a llamar y volví a la dirección. Pero durante todo ese tiempo igualmente yo iba a Mar del Plata y hacía Filmoteca en Vivo o ciclos dedicados a cineastas. Si Barrionuevo necesitaba proyecciones en 16 o 35 yo iba y hacía esos trabajos. Siempre colaboré con el festival. Hoy da bronca que Mar del Plata o BAFICI prácticamente no hagan nada en fílmico.

MGT: Para mi generación, menores de 30, es todo un tema. Por ejemplo, yo la primera vez que vi una función en fílmico fue a los veinte años en Valdivia. Si no fuera por el festival no hubiese visto nunca fílmico. En Santiago no hay proyecciones así.

FMP: Son festivales que tienen conciencia de la propia tradición del cine. Sabiendo eso ¿cómo no se va a honrar esa tradición?

MGT: En Chile existe el Festival de Viña, que podría ser uno de los más tradicionales de Latinoamérica, sino quizás uno de los más importantes, donde pasaron tantas cosas importantes para el cine latinoamericano, y hoy es un festival que es capaz de hacer una apertura con Michel Franco en un shopping.

Este tema del fílmico lo relatas mucho en el diario: cuentas que tal año te encontraste el primer y tercer rollo de una película. Y después, tres años después, compraste el segundo, el cuarto.

FMP: Pasa bastante eso

MGT: Y pasa bastante más de lo que yo pensaba que pasaba. El desorden y el caos del archivo es mucho más pesado.

FMP: Pero en realidad el desorden viene de los demás. Yo las encuentro porque soy ordenado. Tengo las cosas incompletas en un espacio y tengo anotado qué cosas me faltan. Cuando me viene algún bodoque que compré lo primero que hago es identificar y ver si alguno tiene algo que ver con las que me faltan a mí. Y muchas veces completo así.

MGT: ¿Y tenés alguna película que te falte un rollo o alguna parte y estes tratando de conseguirla hace tiempo?

FMP: Sí, Demonios de Lamberto Bava, me faltan los últimos diez minutos. Tuve varias copias y a todas les falta el final.

MGT: También mencionas en el diario a estos hijos de puta que le cortaron los intertítulos a la misma película.

FMP: Los cuatro jinetes del apocalipsis. Unos hijos de puta, encima a dos copias en super 8 lindísimas. Además es un laburo tremendo hacer eso. Y de la de 16, el único consuelo es que esa copia fue de Kenneth Anger. Bueno, está bien, pero es un boludo igual ¿cómo va agarrar toda la película y cortarle todos los intertítulos?

MGT: Quería hacerla como una de sus películas. Eso es muy bueno del libro y también de la película, de poder ver un poco de estas cosas. Quizás la película no se mete tanto en lo procedimental, o de la descripción de lo procedimental, como lo haces en el libro.

FMP: Lo que pasa es que, por ejemplo, en ese tipo de cosas se justifica que yo hable en primera persona, que es a mí que me parece que lo de Kenneth Anger es un disparate. Por ahí a otro le parece una genialidad, a mí me parece un disparate total. Como un español que nos encontramos con Manes que estaba muy orgulloso de haber conseguido una copia en 35 de 2001: odisea espacial de Kubrick. Y ahí nosotros ya nos mirábamos asombrados, pero resulta que el tipo la había comprado para cortarla y pintarla encima. Para hacer un corto que después se hizo muy famoso y tal. Fabio lo agarró y le dijo: “Perdóname, no sé si te entendí, ¿compraste una copia de 2001 y la cortaste la dibujaste encima? Perdóname pero vos sos un boludo”. Y es que sí.

MGT: Tengo entendido que los coleccionistas privados de Buenos Aires, del Río de la Plata en general, son muy celosos con su colección y que además no tienen ninguna vocación, digamos, de exhibidores.

FMP: Alguno hay. Por eso me cuesta identificarme con la idea de coleccionador, que evidentemente lo soy, pero me siento más cerca de la idea de “archivista”. Quiero creer que mi colección está en función de la gente, por lo menos hasta donde se pueda. Pero sí, la tradición del coleccionista es muy canuta. A veces son medianamente accesibles y te invitan a la casa a ver algo. Hay de todo, pero había tipos que decían que no querían mostrar nada. Eso con Octavio nos volvía locos. Había un tipo que tenía Casablanca, lo llamamos mil veces para ver si podíamos hacer una función y nada. En el año 89 nadie tenía Casablanca. “Esa película la tengo para verla yo”, decía.

MGT: ¿Y hay algún coleccionista que tenga algo que le hayas querido comprar y nunca te la haya querido vender?

FMP: No tiene sentido forzar a una persona a que te venda algo que no te quiere de verdad. Sí, con Manes hemos tenido mucha envidia de Li Gotti porque tenía una película con Brigitte Helm que a nosotros nos volvía loco: La mentira de Nina Petrovna. En ese momento era inconseguible. Pero Li Gotti de ninguna manera se hubiera desprendido de esa película. Y está bien, se entiende. Pero él, por ejemplo, era un hombre que pasaba sus películas. Después de su muerte, la familia de Li Gotti me llamó para ver si yo quería llevarme algo de la colección y compré varias cosas. Como la película de Helm, ahora la tenemos. Y ahí es cuando lamento tanto que Fabio no esté para hacer estas cosas.

MGT: Diario de la filmoteca es un libro de fantasmas de alguna manera, fantasmas de celuloide. Estás rodeado de pasado, el libro está basado en eso, es un libro que se pregunta por el futuro, pero siempre está mirando atrás.

FMP: Como debe ser en este campo.

MGT: Es muy lindo el juego que hay donde a veces aparece Fabio, pero a veces aparece Bogart, Li Gotti o incluso tu viejo.

FMP: Y todos con la misma relevancia en el texto que se les dedica. No porque sea Bogart va a tener un texto más largo que mi viejo.

MGT: En ese sentido es una especie de panorama, el libro plantea un gabinete de ciertos personajes muy variados. Como que hay cierta narración clandestina.

FMP: Es como lo que decía Roger, hay hilos que se van tejiendo. Pero yo no fui muy consciente de eso durante la escritura. A mí me preocupaba más lo otro, lo que decíamos al principio, que no se pegaran entradas que tenían temas parecidos.

MGT: Dijiste en la presentación del libro que estás escribiendo.

FMP: Siempre estoy escribiendo. En todo el proceso que llevó la edición y la publicación del libro yo igual seguí escribiendo, incluso hay una entrada que escribí mucho después que le encantó a Enrique y, aunque el libro estaba terminado, se añadió. Sacamos una que a ninguno de los dos le gustaba mucho. Es la del rodante de Halloween ese que le explica al público argentino qué carajo es Halloween. Algo que hoy es conocido por todos, pero que en esa época era necesario para darle contexto a la gente de lo que estaba por ver. A lo que voy, yo siempre seguí escribiendo, debo tener un mes y medio más escrito.

MGT: ¿Y ahora cambia esa escritura sabiendo que todo se convirtió en un libro?

FMP: No, sigue igual. El proceso de base sigue siendo el mismo, hay que ver cuáles de esas entradas van a terminar aguantando el papel. Algunas parecen muy ingeniosas, pero cuando las pasas a papel son una porquería.

MGT: Hay gente que dice que el papel aguanta todo, pero es mentira.

FMP: Al contrario, lo que aguanta todo es la pantalla. Me gustaría poder completar otros 365 días que funcionen tan bien como acá. Un tomo dos, un segundo año.

MGT: ¿Y paralelamente tenés algún otro proyecto de libro?

FMP: Sí, una compilación de entrevistas que hice. Así como Cine maldito empezó siendo una compilación de textos que escribí para varios lados y se transformó en un libro, esto iría por ese lado.  Quiero recuperar entrevistas que hice que estaban buenas y de las que estoy orgulloso. Hay que ver si me alcanza para un libro. Después también tengo una serie de textos que se llama “Películas escondidas” que estuve publicando para el El cohete a la luna. Son sobre cortos raros argentinos que aparecían en Filmoteca Online. Me parecía interesante no perder la historia de esas películas, como la de un corto fabuloso que hizo Carlos Nine sobre la primera vuelta de Perón. Hay veinte o treinta cortos de ese tipo que son películas escondidas. Y cada texto iría con un QR para redirigir al lector al episodio de Filmoteca Online donde está el corto. Entonces uno lee sobre el corto, escanea y puede verlo. Le robé la idea a un libro infantil, a mí me gusta ojear libros infantiles en las librerías, suelen ser muy lindos, con ediciones increíbles.

MGT: Muchas veces pasa con los copetes de Filmoteca que generan muchísimas ganas de ver las películas de las que hablan, pero después uno las busca y es muy difícil encontrarlas. Está buena esa idea. Como pirata que busca por todos los foros que existen, muchas veces no encuentro lo que ustedes pasan.

FMP: A mí esa sensación me gusta. Da un poco de misterio y demuele esa idea de que en internet está todo. No, hay mucho, mucho más.

MGT: Además hay mucho laburo incluso para hacer dentro de la piratería.

FMP: Bueno, muchas de las películas estadounidenses se salvaron gracias a personas que tenían copias ilegales. Ha pasado con mucho cine mudo que las productoras o los estudios pierden los negativos y gracias a que un coleccionista se quedó ilegalmente con una copia esa película se pudo conservar.

Tipos que yo adoro y respeto muchísimo como Sanjinés, en el 2008 venía a Mar del Plata con su BetaCam, lo que era el master de entonces, la llevaba a la cabina y se quedaba ahí durante toda la proyección para que no le bajaran un DVD de eso. Pero bueno, el tipo vive de esas películas. Lo entiendo.

Hay una forma de la piratería, que nada tiene que ver con lo comercial, que es fundamental para la divulgación de los materiales. Y muchas veces, mucho cine argentino sobrevive de esa manera. Las furias de Vlasta Lah se va a ver así por siempre porque la película en fílmico no existe más.

MGT: ¿Cómo ves el contexto de la preservación y el archivo en general en Latinoamérica? En Argentina sabemos que el Estado no se hace cargo, en otros sí pero con matices. No hay garantías.

FMP: Hay que partir de la base de que tener una institución es muy importante. La diferencia con otras instituciones públicas y privadas que tenía nuestro planteo de una Cinemateca Nacional era que nacía de entrada con un presupuesto muy generoso. Ya que había que contrarrestar todos los años de inactividad en la materia. Esa era para mí la gran ventaja que tenía el proyecto. Una Cinemateca tiene que ser el punto de partida de todo, es muy concreto lo que necesita la Argentina. Por ejemplo, en Uruguay tuvieron una crisis muy profunda durante muchos años y finalmente cerraron este vínculo de administración mixta entre privados y estatal que les resultó muy bien. Cada país ha abordado el tema como ha podido, de nuevo, siempre hay matices. Capaz hay países con estructuras gigantes y no va nadie, pero al menos tienen una institución que funciona. Acá el público es lo último que falta. Además, cualquier publicó en el largo plazo se hace. Toma por ejemplo este festival, ayer habría sesenta o setenta personas que aplaudieron una película que casi ni se estrena y es super compleja como Players Vs. Ángeles caídos. ¿Y eso por qué es? Porque hace doce años que Roger viene programando películas demandantes. Eso se llama formar público y es una de las actividades que tiene que hacer una cinemateca. Al principio capaz no vaya nadie, pero hay que aguantar. Hay que tener constancia, con Filmoteca nos pasó históricamente. La gente no puede elegir lo que no conoce, hay que dar tiempo.

Entrevista por Miguel Ángel Gutiérrez.
Realizada en el marco del reciente Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín (FICIC).

Diario de la filmoteca
Fernando Martín Peña
Blatt y Ríos
2023
440 pp.