Enunció alguna vez Sigmund Freud (1919), a propósito de la noción de lo siniestro en la subjetividad psíquica del ser humano, que dicha sensación se define por una tensión intrínseca y ambivalente de extrañamiento dentro del orden cotidiano. Es decir: la experiencia íntima, a menudo imposible de expresar en palabras,