29 de febrero de 2017

Estimado José Luis:

  Me siento parcialmente estafado. Usted y el señor que lo acompañaba (o viceversa), nos cuentiaron, nos dijeron que andaban buscando actores para una película, que iba a salir en el cine, que iban a poder ir a vernos en la pantalla nuestras familias y amigos. Pero eso no era así (o no tan así), resulta que tuve que ir a Puerto Montt a ver la famosa película y ¡no tenía nada que ver con lo que usted nos contó! Yo le abrí las puertas de mi casa y ustedes dos nos responden así, si hasta mi hermanito chico sale jugando con el señor que lo acompañaba al final de la película. Nada que ver. Le conté a mi familia que salíamos en una película y que había que ir a Puerto Montt a verla porque acá en Chiloé nunca la ha mostrado -que yo sepa-. Entre el viaje y el cansancio se quedaron todos dormidos viendo la película, esperaban algún romance, alguna historia, y no había nada de eso.

  Les dije a mis amigos también que la fuéramos a ver, y lo mismo, o se quedaron dormidos o pasaron metidos en el celular. A nadie le gusta su película, todos dicen: “esto no es una película” o “parece los programas fomes que dan el domingo a la tarde”, ¿se da cuenta? A nadie le gustó su engaño, pero a mí después de verla tres veces me empezó a gustar bastante.

  Y es que nunca había pensado tanto sobre una película, sobre si lo es o no, sobre qué intenta contar y qué no, sobre toda la mentira que montaron para llegar a lo que finalmente es la película misma. Descubrí que el viejo que lo acompañaba es famoso porque ha hecho varias películas aunque yo, ni nadie conocido, cachaba alguna. No es lo que parecía, acá se portó un 7, muy sencillo el señor. Y en la tele cuando aparecen directores de cine son siempre estrellas gringas, brillan hasta por si acaso.

  Ahora cuando le cuento a alguien que aparecí en una película no sé si contarles todo este rollo, prefiero que la vayan a ver –aunque es medio difícil-, así la comentamos después y podemos discutir sobre si es una película o no. Ojalá encuentre gente que le guste y no se quede dormida, supongo que no todas las películas tienen que tener acción y romance para que me gusten.

  Le agradezco mucho todas sus mentiras porque así me di cuenta de algunas verdades, como que el cine no es siempre igual, que hay mentiras que encuentran historias verdaderas, y que el cine es un camino, nunca una meta; es esa búsqueda sin nombre que solo guarda esperanza de encontrar algo digno de ser contado, y todo eso lo encontré en su película. Hace poco empecé a grabar historias falsas -y no tanto- acá en la isla, quizás algún día se las muestre. Me preguntaron si me gustaban los documentales después de haber participado en uno, yo les respondí que no sabía si eso era un documental, pero tampoco supe responderle qué era, así que le dije “llamémoslo cine no más, para qué complicarnos”.

  Para despedirme, le pido si me puede mandar una lista de películas, supongo que así como yo aprendí de la suya, usted aprendió de otras, quizás un día pueda detener el ruido de las goteras de lluvia en el alero viéndolas. Y si algún día hace otra película, estaría contento de participar, como mentira o como verdad, a estas alturas ya no importa.

R.R.

 

 

 

*Epistolario forma parte de un ejercicio literario consistente en experimentar desde un formato más íntimo el análisis de distintas obras y creaciones, haciendo dialogar ficticiamente a sus participantes.