Jean Jacques Pierre-Paul nació el año 1979 en Jacmel, Haiti, localidad nombrada Ciudad Creativa por UNESCO por su artesanía y artes populares. Es médico cirujano y se desempeña en Las Cruces, localidad donde reside desde hace cinco años. Ha publicado Miroir en Pierres Lisibles (Haití, 2007), Islas del futuro (2010), Delirium (2013), Fleurs d’existence (2014), Voces de mi voz (2015), Siete abismos sueltos y un hombre caminando (2017), Te escribo para dejar de morir (2017) y su traducción al creole de Arte de Pájaros, de Pablo Neruda, de próxima aparición.

Los trabajos de Pierre-Paul figuran en diversas revistas del país y el continente. Como ilustrador y traductor ha presentado su obra en las distintas lenguas a su alcance e ilustra las ediciones con sus pinturas y grabados. Su presencia en Chile rescata los valores de la inmigración a la vez de posibilitar el intercambio cultural entre las naciones. A continuación presentaremos algunos de los poemas que conforman la obra de Jean Jacques Pierre-Paul.

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¿Porque nadie es Johane Florvil?

Nadie quiere ser el blanco de su propio destino

Nadie va a querer

Levantarse todos los días

Con las cicatrices del mundo en la frente

Te mataron Joane Florvil

Todos los días

En todas partes

Cuando te mataron en África

Dijeron que era por costumbre

Cuando te mataron en Estados Unidos

Dijeron que era por autodefensa

Cuando te mataron en Chile

Dijeron que era por ser una mala madre

Lo cierto es que todos ganan con tu muerte

Pagan a algunos para acusarte

Pagan a otros para arrestarte

Pagan a otros para dar la noticia en los medios de dominación

Un grupito de indignados intentan

Hacerte entrar en la memoria colectiva

Pero llorar diciendo tu nombre no sirve para nada

Pedirte perdón tampoco

¿Cómo es posible vivir en medio de tanta oscuridad?

¿Cómo es posible vivir en una ciudad sin poesía

Sin espejos, sin abrazos, sin Joane Florvil?

Soy uno de los cobardes

Que no querían entenderte defenderte

Lo único que se me ocurre ahora es llorar

Y escribir este poema para decirte

Que siento mucha vergüenza

De ser parte de la humanidad que te mató

En una ciudad llena de cobardes pretenciosos

Teníamos la oportunidad de amarte

Teníamos la oportunidad de hacer

Con tu mirada un bello nido de pájaros

(Vivir es la belleza de existir)

No alcanzaste a coleccionar suficientes primaveras

A contar todas las piedras que te hemos lanzado

No alcanzaste a entender el sueño chileno

Te matamos todos Joane Florvil

Por el color de tus ojos

Porque tu acento no es inglés, francés ni berlinés

Ahora no sabemos qué decir a tu hija

Te matamos porque es peligroso ser Joane Florvil

En tiempos de elecciones

Pero algo pudiste enseñarnos

Tu corto viaje dejó una lección

Que pronto será olvidada:

Lo único digno de amar en un ser humano

Es lo que le hace diferente de los demás

Vivir no es urgente

Amar sí.


IV

Los maestros de las realidades impronunciables, los que se atreven a escribir y los que no, todos saben que los sueños fracturados del viajero no se deben escribir. Yo soy mi desierto. Tumescencia de la nada. Luz que­brada que brilla contra las fronteras de la rabia.

(Mi ensueño y mi verbo no descifrarán la voz agresiva de las utopías.)

Todo ángulo problemático contiene ríos delirantes con o sin la euforia de los dioses traumatizados. Todos los gestos desnudos, todos los gritos no pronunciados se transforman en voces breves sin preámbulo. Todos so­mos portadores de un desierto donde nos buscamos en vano.

(La ira de mis ojos absorbe la sangre de tus lunas bre­ves)

Mi silencio se llama poesía. Entre el vivir y el morir encuentro el corazón de la vida. Yo me enredo en las finitudes erógenas de un sueño errante. Yo libo el in­ventario de un crepúsculo inventado y me encuentro pintando mis equilibrios y desequilibrios. Escribirme has­ta dejar de morir. Loco es quien no aprendió a ser loco. Errante es quien no sabe en qué lado de la humanidad se encuentra la humanidad.

Te propongo un viaje absoluto, sin parajes innovado en el murmullo de cada alba. Te regalo las flores sal­vajes del dicho ocular y te diré el canto atormentado de los muros.

Voy por las calles de mis ciudades imaginarias dicien­do las verdades y las mentiras de mi vida. La poesía nunca miente excepto cuando calla.

Volverse sinfonía de desierto

de tanto abrazar los labios del sol

denunciar la exactitud y la humedad

del baile de todas las extremidades

sin preocuparse por el estallido de los contornos

violar los límites del destino

esconder nuestros abismos en un paréntesis

y luego surgir del barro

como los dientes del violonchelo

vivir peligrosamente

vivir poéticamente es la más hermosa de las artes

La voz dilatada del murmullo lluvioso se derrama en mi primer despertar. Se hace tenebrosamente día sobre la tierra de los hombres y un poeta acaba de nacer sobre pedazos de primavera.


VII

Mujer infinita

La vendedora ambulante recorre todos los días

la ciudad de todos los crepúsculos

gritando toda su esperanza

a los afortunados de la vida

horizonte salvaje

pecho tristemente alegre

un pañuelo rojo

se desliza alrededor de su cintura

para detener todas la canículas

con un canasto de precipicios

sobre los hombros

ella embosca lo inevitable

mujer infinita

vive peligrosamente

camina porque ha inventado sola

cada uno de sus sueños

cada uno de sus pasos

ningún bosque nativo habla más que ella

quiere reinventar lentamente el mundo

en cada uno de sus pasos

pero incapaz de abrazar el crepúsculo entero

habla como un silencio

canturrea el canto herido de las promesas

(las mujeres infinitas

toman demasiado tiempo para llorar)

mi campesina camina sola

entre los ojos de sol y el resto de la vida

aprendió a dejar una distancia

entre la lluvia y las cosas perecibles

su voz fragmentada sigue siendo la voz del olvido

y se transforma en el origen mismo de su libertad

 

ella baila sola frente al otoño

porque siempre ha sido sueño

sin fecha de vencimiento

habla sola como una canción relegada

en un país de locos sin locura

oh mujer ambulante déjame ver tus ojos solitarios

mujer-isla déjame tocar tus manos plurales

he escrito tu herida sobre mi piel

dije toda tu bondad a los hombres y sus sombras

he escrito tu nombre

sobre todos los muros de la ciudad

voy todos los días a ver si el tiempo

y la lluvia realmente te engañaron

mujer infinita

mañana iré a buscar mi país

hasta el final de tu silencio

y te amaré hasta que mi sangre y mi estrella

se transformen en una canción dudosa

hasta que mis locuras se desvanezcan en tu río

si encuentras

a una mujer infinita

en la gran ruta de las resistencias

si consideras que su mirada es indestructible

si su frente brilla más que el oro escondido del

/mundo

sepas que es mi madre

oh madre mía entiendo tu sed de justicia

no llores más

entiende tu desconfianza en lo visible

alégrate mejor

porque gracias a los golpes repetidos de la vida

tu hijo se volvió poeta

alégrate madre

tu hijo se volvió poeta


Nada existe sin un poco de soledad

(Para Damaris Calderón)

 

hoy descubrí que hay una felicidad eterna,

eterna e incorruptible

dura menos que una rugosa cadencia

 

hoy descubrí que la vida es una nostalgia infinita

cada vez que la primavera se dirige hacia el sur

tenemos todos la posibilidad

de proclamar una vida distinta

aprendí también que detrás de tus ojos

hay poemas desesperados por nacer

las manos solitarias bailan

para defenderse del amor sin fuego

tu mirada nos enseña que la soledad

es desgraciadamente una casa

que nadie habita solo

eres ese verso que nunca pudiste escribir

por eso las grandes aguas del mundo

defienden tu cadencia

como la más impecable de las virtudes

(somos todos nostálgicos de algún delirio)

aquí estoy vecina tratando de ser indeseable

vivir nunca será suficiente

por eso existen los abismos

despertarse consiste en mirar un abismo

hasta abrir los ojos

ningún poeta puede sangrar

más que el río que cruza todos los días

siempre es tarde para hablar

no practicas ninguna táctica de autodestrucción

excepto escribirte

no hay nada más bello

de sobrevivir a nuestra propia autodestrucción

soy el errante cazador de dictadores

eres mi vecina mirando hacia el sur

los dos sabemos que las islas también mueren

los dos sabemos que naufragar

en nuestra propia agua

ya no se llama revolución


28-8-2008: Ingreso al país del otro

 

Nervioso bajé sin darme cuenta

Los peldaños del avión

Algo en el aire me acariciaba violentamente

Alguien miró hacia el oeste

Y pronunció dulcemente la palabra frío

Algunos me miraban largamente

No siempre me gusta

Que me miren con curiosidad

Me dirigí hacia la zona de control

Dentro de la maleta pequeña

Habían un par de pantalones nuevos

Y unas cartas de despedidas que me atrevía a leer

Delante de mis piernas

Entre el primer amanecer

Y mis fragmentos más íntimos

Descansaban dos maletas grandes

Llenas de sueños crónicos

He entendido que los libros y los sueños

Son indispensables para un viaje seguro

Una brutal danza de pensamientos renovados

Me alteró para siempre la capacidad de concentrar

No pude parar de pensar

En los que en algún momento

Han caminado en mis sueños

Los que en algún momento

Han vivido en mi soledad

El funcionario de la PDI

Me preguntó luego de examinar mi pasaporte:

¿Cual es motivo de su viaje?

Contesté sin vacilar:

Busco un país con tres dimensiones poéticas

Bienvenido, agrega súbitamente el funcionario

Mostrando dos pliegues menos en su frente

No sé si lo que tenemos se llama libertad

O necesidad de asombros

Pero estamos cada día mejor

Se lo puedo asegurar

Todos nuestros caminos llevan al mall

Bailamos una vez al mes

Hay una biblioteca pública en cada población

Y tenemos tres tumbas de poeta para visitar

No sé si la libertad consiste en escribir

largas metáforas sobre muros inocentes

Por lo menos todos tenemos

La libertad de elegir

Entre la izquierda y la derecha

Entre el dolor del olvido

Y la memoria del olvido

Tampoco sé si podremos amarle como usted quisiera

No se preocupe con el tiempo aprenderemos

Amar al extranjero ha sido siempre

Más rentable para el país que odiarlo,

Eso es una opinión personal precisó el oficial

¿A qué se dedica usted?

-Soy poeta y cazador de dictadores

-Hablo de la vida real.

¿Qué hace con su vida cotidiana?

-Lo mismo señor.

– Será difícil encontrar un buen trabajo, lamentó el PDI

-Lo intentaré señor

¿Tiene algún contacto o conocido en el país?

-Si, por supuesto

¿Quién es? Dígame al menos un nombre

-Pablo Neruda

¿Se burla de mí?

-No señor, de ninguna manera.

Junto mi mente y mi fuerza en un mismo impulso

Arrastré lentamente las maletas

Subí al primer taxi que apareció

Sin preguntar ni decir nada al conductor

Me abandoné a mi propio silencio

El taxista intentó en vano

Sacarme de tantos afanes

Me mostró un parque para masturbadores

Otro donde enterraron cinco ratones vivos

Y un monumento en memoria de un político

Que siempre quedaba en blanco

al final de sus discursos

 

Cada vez que algo altera nuestra realidad

Debemos sentirnos afortunados

Sentí que algo en mi cambiaría para siempre

 

Me acordaba de todas las veces

Que hice el amor con una isla

Lo que todos llaman sangre

En realidad es el mar que circula en mis sueños

y me acompaña en todas partes

 

Siento aun el furor de sus olas contra mis sienes

Mi abuelo decía que cuando un isleño se va

El mar llora durante una eternidad

Somos los únicos guardianes de sus encantos

Entré en un hotel sin estrellas

La triste luz de la urbe me asustó

Y su sombra se escondía detrás de mí

 

He escuchado decir que es placentero amar

A una ciudad que no me conoce

Yo tenía que intentarlo

Para mí era una cuestión de supervivencia

Me senté en la orilla del destino

Con los ojos empañados

De primaveras invencibles

Decían que yo era el comienzo

De un país imaginario

O la geometría dudosa de todas las caídas

 

Me acusaron de cobarde traidor o valiente

Pero nunca fui un abusador

De la función dramática de la vida

 

A partir de ahora sabré venerar

Una patria íntima y consciente

Algún día el tiempo y la vida cantarán el mismo refrán

Mi única vocación es no traicionar la belleza

No quedarme nunca sin primavera

Lo primero que aprendí en el país del otro

Es que la nostalgia es un bosque salvaje

Donde todos aprendemos a besar la ausencia

Tanto tiempo caminando

Tantos caminos recorridos

Para ser una simple piedra

En los zapatos del destino

Una simple piedra

En los zapatos del destino

Si yo pudiera volver atrás

Haría de mi viaje, de mi vida entera

Un ensayo sobre las cosas

Que menos me importan