Durante el mes de marzo, la página web de Another Gaze Journal (al igual que el BAFICI) realizó un ciclo de películas de Cecilia Mangini, las que se pudieron ver de forma gratuita. Debido a esto es que nació nuestro interés de escribir y divagar sobre dos cortometrajes: Brindisi ‘65 (1966) y Tommaso (1965), que tienen como primera similitud que ocurren en la ciudad de Brindisi.

En el cortometraje Brindisi ‘65, a partir de las imágenes presentadas por la directora se puede apreciar una ciudad de tradición campesina que, con la llegada de una planta petroquímica, sufre una transformación. Su arribo viene junto a la ilusión de mejorar la calidad de vida de los habitantes, en especial en el aumento de los sueldos. A medida que avanza el cortometraje, Cecilia Mangini nos muestra diversas imágenes de las fábricas que se han instalado en la ciudad, las cuales se anteponen con las imágenes de Brindisi, en donde abundan las ruinas y la pobreza. Durante todo el cortometraje se abordan de manera clara los diferentes aspectos en los que influyen la instalación de una fábrica (¡¿el total de la vida?!) esto por medio de la narración de noticias de los periódicos de la época, como también a través de entrevistas a obreros para saber su experiencia con la llegada de esta planta petroquímica. Vale decir que la ilusión de una mejor calidad de vida no se cumple, si bien la planta petroquímica ha aumentado un poco los sueldos, estos no alcanzan para tener una vida digna.

Durante las entrevistas a los obreros se puede apreciar que las opiniones de estos se relacionan básicamente con agradecimientos hacia la fábrica, y que no tienen reparos para esta. Pero a estos relatos se contraponen otros, que vienen a vislumbrar otra realidad: que bajo estas palabras de agradecimientos se esconden ciertos temores de los obreros, lo que se traduce básicamente a tener represalias por lo que digan. Esta situación es narrada por una persona anónima, quien además relata su realidad como activista sindical en la fábrica y cómo lo han aislado debido a eso. Su experiencia como obrero se reduce a no hablar con nadie, incluso no recibir saludos, mostrando así una clara muestra de abuso de poder por parte de la fábrica. Es aquí donde podemos notar que la planta petroquímica entiende que la potencia de la huelga está en la cooperación y la socialización entre trabajadores, y que si esto se logra articular provocaría un antagonismo dentro de la misma fábrica, es por este motivo que aíslan a las personas sindicalistas, para reducir la potencia revolucionaria que tiene la fuerza del trabajo. Esto es mostrado de manera magistral por la directora, a través de sus imágenes y relatos, dejando en claro esta potencia y cómo la fábrica la intenta reducir.

También tenemos el cortometraje Tommaso (1965) en donde Cecilia Mangini nos muestra las promesas de la ciudad industrial de Brindisi anteponiendo a la vida del joven llamado Tommaso, quien anhela con trabajar en la fábrica petroquímica de la ciudad. Mangini no sólo nos muestra a Tommaso, sino también a otros jóvenes desempleados que deambulan en la ciudad de Brindisi. En relación a este corto podemos observar que pareciera que en todo cine centrado en el trabajo las imágenes en torno a la entrada o la salida de las fábricas es fundamental. Se pueden relacionar películas como Trabajadores saliendo de la fábrica (1985) de Harun Farocki, y Metropolis (1927) de Fritz Lang, en donde hay imágenes que tienen un enfoque especial en torno a dicho fenómeno. En el film de Farocki, nos encontramos con imágenes de archivo, en un principio de la película la de los hermanos Lumière “La Sortie de l’usine Lumière à Lyon”, la primera película supuestamente documental. En base a esta se van encontrando archivos en torno a la misma situación, obreros saliendo de fábricas. Por otro lado, en el film de Fritz Lang, hay un comienzo con imágenes de máquinas de fábrica tirando vapor, para luego mostrar la entrada y salida de los obreros de la fábrica. Se abren las rejas haciendo alusión al cambio de turno. Los obreros salen y entran en orden con la cabeza mirando hacia abajo, como una caminata automatizada, son muchos y están todos juntos, pero sin ninguna interacción entre ellos. Así también lo podemos observar al final del cortometraje Tomasso (1965), en donde se puede apreciar más de un bus lleno de obreros con destino a la fábrica petroquímica. Muchos de estos obreros están durmiendo. Las puertas solo se abren al momento de dar paso al bus que se acerca a la entrada de la fábrica. El final muestra a un obrero durmiendo en el bus, y la narración de fondo nos señala: “El monopolio no sabe que él mismo los despertará”. Farocki en su texto sobre su película Trabajadores saliendo de la fábrica (1985), señala “Cómo la imagen de lo colectivo no se sostiene después de abandonar la fábrica” (2013, p. 198). En este sentido, no solo en Brindisi ’65 (1966) podemos constatar una colectividad inexistente en los obreros al momento de entrevistarlos a ellos, es también evidente en las imágenes de la entrada de la fábrica en Tomasso (1965). La lógica de la fábrica se hace evidente en toda la actividad, en todo gesto.

Asimismo, podemos encontrar otra relación en torno a estas películas. Esta es su relación en torno al tiempo. Por una parte, en Metropolis (1927) vemos la imagen de un reloj aparecer entremedio de las imágenes de las máquinas de la fábrica. El reloj avanza, y las máquinas siguen funcionando hasta que el reloj marca el cambio de turno. En Farocki, la cuestión del tiempo se da entrever entre el relato y las imágenes. Cuando salen los trabajadores de la fábrica de los Lumière salen todos juntos, pero salen deprisa, la narración nos dice “todos se precipitan atraídos por algo, y nadie se queda en el lugar”. En Tommaso (1965) la relación del tiempo se ve en torno a la moto. Tommaso va sobre la moto, de manera veloz y al mismo tiempo pensando en cuánto ganaría si trabajara en la fábrica, como si la velocidad de la moto se asemejara a su deseo de pertenecer a la petroquímica, o más bien pertenecer a este nuevo tiempo en el cual se encuentra la ciudad de Brindisi producto de la llegada de la industria. También vemos el tiempo en aquellos jóvenes que no tienen trabajo de manera estable y se dedican a hacer cosas de medio tiempo como arreglar radios. Cuando la persona habla de esto señala: “Para remediar parte del tiempo perdido, trato de reparar unas radios”. El otro joven señala que hace lo mismo que el anterior enfatizando en “No nos queda más que hacer más que pasear en el transcurso de la mañana”. Esto se antepone a la imagen de Tommaso sobre la moto.

En ambas obras de Cecilia Mangini podemos observar y entender que la llegada del capitalismo afecta todo aspecto de la vida. El tiempo, el espacio, la sociabilización, el desplazamiento de los cuerpos y la propia ciudad que se constituye como una fábrica. Estos cortometrajes, por ende, nos vienen a sacudir, a hacernos repensar en cómo el capital afecta en nuestras propias vidas, y cómo la estamos viviendo.

Por Felipe Venegas y Natalia Gallardo