En la última versión del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI), el cénit, donde estuvo el deleite dirigido a los cinéfilos y no orientado a la novedad, fue la retrospectiva dedicada al director Paulo Rocha y la actriz Isabel Ruth, ambos portugueses. Dentro de este foco se pudo apreciar la amplia variedad de temas que cubre la filmografía de Rocha y la asombrosa capacidad interpretativa de Ruth, quien visitó personalmente la capital argentina para presentar las películas. En este contexto accedió a conversar sobre su larga carrera (más de 100 películas), además de algunos detalles sobre la vida y obra del enigmático Paulo Rocha.

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Empezaste en la danza, después te metiste al teatro y por último al cine. ¿Cómo fue ese cambio para usted? ¿Extraña la danza o el teatro?

Yo creo que hay quienes sienten muy temprano lo que quieren ser como profesión, de ahí el deseo del niño que quiere ser médico, científico, etc. Hay niños que muy temprano saben lo que quieren, lo que les gusta. Yo era una niña así, que sabía muy bien, desde chiquita, que quería ser bailarina. No sabía exactamente lo que era ser bailarina a los 5 o 6 años, pero yo quería bailar. Cuando empecé a ver que había bailarinas bailando en puntas de pies y todo eso, me di cuenta que era lo que quería. Además que desde muy pequeña tenía mucho ritmo, bailaba mucho todo, iba a los bailes con los adolescentes, los mayores. Ellos para andar de novios llevaban a las más viejas a bailar, pero cuando querían simplemente bailar bien nos decían a las jóvenes. Después yo me fui a Lisboa (nació en Tomar, en 1940) y allí a los 12 años me fui a una escuela de danza, de ballet. Después más tarde me fui a Inglaterra, al Royal Ballet School y aprendí mucho. Luego estuve en algunas compañías. Cuando me casé con un actor, el notó que yo leía muy bien poesía y me dijo “vamos a necesitar una chica para hacer una actuación, ¿quieres venir?” Yo le respondí que sí, y así empecé con el teatro. También hice televisión entre medio.

Entre todo eso, Paulo Rocha, este joven director, me vio en la televisión y me contactó para hacer cine, más precisamente Os Verdes Anos (1962). Poco a poco después fui dejando la danza, porque a mucha gente le había gustado mi manera de actuar entonces me fueron llamando más frecuentemente para hacerlo, así que la dejé por el cine. Mejor no te cuento más porque sino estamos aquí toda la tarde

Has trabajado con directores de mucho renombre, además de Paulo Rocha, con Manoel de Olivera, Pasolini, Bertolucci

Si, pero con Pasolini no hice prácticamente nada. Más bien hice una figuración en Edipo Rey, algo muy pequeño que casi ni se ve. Soy una haya que está al lado de Silvana Mangano, la protagonista, una gran actriz. Habían dos chicas que eran como sus asistentes, también un cordero y yo ahí, pero fue muy corto, a la cuenta de tres ya estaba todo listo.

Yo era amiga de él, fui a Roma después de hacer la película con Rocha y viví allí dos años. Hice mucho teatro y algunos cortometrajes con Bertolucci, donde había mucha gente joven. Puedes mirar en Wikipedia, donde están todos los filmes que he hecho.

Son más de 100

No sé si llegan a 100, pero también hay muchas pequeñas participaciones, pequeñas pero importantes para esas películas. Está todo ahí. Bueno, en Roma hacía teatro y Pasolini iba a las repeticiones de la obra, porque Laura Betti, actriz italiana (Teorema) era muy amiga de Pasolini. La comedia que hacía en el teatro era ella, yo y otros tres hombres. Pasolini iba por ella y por mi, Bertolucci también iba mucho. Incluso Ingmar Bergman fue al estreno de esa obra, me fue a dar un beso en la mano al camarín, estaba con Liv Ullman y fue solo allí para decirme que yo era una gran actriz. Para una joven como yo fue muy importante. Ahora lo aprecio más que cuando sucedió, porque cuando estás cerca de personas como Pasolini etc. son personas normales, como tu o yo, cuando estás cerca las cosas se ven normales. Después con Bergman nunca hice nada, porque te pueden decir que eres buena y todo pero no significa que quieran hacer algo. Al contrario, estuve un año viendo todos los días a Bertolucci mientras él preparaba Novecento.

Después me fui a la India, hice un gran viaje, estuve diez años en que no quería hacer más cine. Cuando luego volví a Portugal me puse a hacer muchas películas, tenía 37 años. Entonces, lo que es costumbre en las actrices en el cine, que cuando alcanzan a esa edad comienzan a actuar menos, conmigo no pasó, sino todo lo contrario. Empecé arriba y me quedé estacionada muchos años, pero a los 37-38 años hice alrededor de 70 películas, no siempre protagonista por supuesto. En ese tiempo colaboré con muchos directores jóvenes portugueses, que se acordaban de Os Verdes Anos (1962) y Mudar de Vida (1966), y les encantaba porque lo estudiaban en la escuela. Bueno, Paulo Rocha era profesor en el conservatorio de cine y era un gran comunicador, a la gente le gustaban mucho sus clases, los jóvenes lo querían mucho porque era un gran relator de historias.

Como en A Ilha de Moraes (1984)

Claro, además allí lo ves cómo es físicamente. A mí me gusta mucho esa película. Me gusta más que la película sobre Moraes, A Ilha dos Amores (1982). Porque en A Ilha de Moraes Rocha es enternecedor, él era así.

Se le ve flaco, como liviano, hasta parece débil en algunos momentos

Sí, muy débil pero con una cabeza muy fuerte y sensible también. Siempre parecía que tenía un poco de miedo a la gente, no era desconfiado pero sí muy cuidadoso, muy observador. Cuando pequeño tuvo un mal, una enfermedad, entonces siempre fue muy cuidado. En Se eu Fosse Ladrao Roubava (2013), este chico que va a Brasil es su padre, y yo en la película soy su abuela. Su padre se volvió muy rico en Brasil, tuvo negocios con barcos. Por eso también Paulo pudo estudiar cine y vivir bien. Después él fue a Paris a estudiar y cuando volvió a Lisboa pudo hacer su película. Le gustaba mucho leer y estudiar, sobre todo el japonés, como se puede ver en A Ilha de Moraes. Era una persona muy interesante, quizás por eso sus films son tan curiosos, sobre todo los que hace a mayor edad. Para mi en el periodo en que estaba más viejo parecía un poco perdido, porque muchas cosas cambian desde que tienes veinte y tantos años a los sesenta. O lo ves todo muy claro y no te pierdes, o te puedes perder y estar confuso. Para mi esos filmes (Vanitas, 2004; A Raiz do Coraçao, 2000) son de alguien que no sabe muy bien lo que en verdad está haciendo. Yo prefiero personalmente no hablar de cosas que no sé del todo. Me gusta hablar justamente de lo que conozco bien.

Muchas veces pensé hacer una película yo misma, porque me atrae eso. Pero también pienso que no tengo suficiente experiencia, sé que hay gente que hace películas sin estudiar cine, pero yo no me siento con la fuerza para hacer algo así, aunque me gustaría. No quiero arriesgar, porque por ejemplo, si haces un dibujo luego puedes romperlo. Pero el cine es distinto, tienes una producción y dinero que te prestan de no sé dónde y una vez terminada la película no hay nada que hacer, porque aunque existe el montaje sabemos que el cine no es solo montaje. Entonces yo no quiero correr este riesgo, aunque tengo muchas ideas y he escrito cosas, además cada vez estoy más vieja y pasan los años, y menos ganas me dan de arriesgar.

Os Verdes Anos

Luego de conversar largo rato Isabel Ruth agarra su celular, va directo a su página en Wikipedia y me comienza a contar sobre las películas que rodó desde el 87 en adelante. Entre ellas repara en Na Pele do Urso (1989) dirigida por Ann Guedes y Eduardo Guedes, donde su papel era de amante de Tom Waits.

Era maravilloso, muy divertido. En la película no cantaba, solo me dejaba por otra. Hablaba mucho eso sí, era muy simpático, pero no lo conocí tanto porque estábamos siempre trabajando. La primera vez que llegué al set de grabación, que era un edificio grande en Lisboa, yo iba en mi auto y vi a una persona en situación de calle (en Portugal los llaman “sin abrigo”) y yo lo miré largo rato hasta darme cuenta que era el mismo Tom Waits, eso fue realmente divertido.

¿Cuál es tu película preferida de Paulo Rocha?

Las primeras, porque soy joven y bella. La segunda (Mudar de Vida) me gusta mucho. Después, más grande, me gusta O Rio do Ouro (1998) porque es muy fuerte mi personaje, es como una bruja.

Sobre sus próximos proyectos, cuenta que hace poco estuvo actuando en una película sobre los milagros de la virgen de Fátima, filmada en Longroiva, Portugal y dirigida por Marco Pontecorvo, hijo de Gillo Pontecorvo. Allí actúa junto a su esposo, Joao D’Ávila, Sonia Braga y Harvey Keitel.

Por último, cuando le cuento que soy de Chile, menciona que le gustaría conocer el país, que siempre fue admiradora de Raúl Ruiz, y que le han hablado maravillas de Valparaíso y también del Festival Internacional de Valdivia.

Por Miguel Gutiérrez