Estos días recordé una de las primeras ideas que me llevó a pensar en el porno como cine de no ficción. En la primera parte de esta serie escribí que, al contrario de varios conocidos que sienten placer con videos filmados desde un punto de vista subjetivo, yo no necesito
¿Qué poder tienen las palabras en la literatura erótica que a veces hacen posible experimentar el goce o el desagrado? Es como si la palabra mediara para despertar nuestra imaginación o sacudir nuestro cuerpo. Un fragmento de Josephine Mutzenbacher, Historia de la vida de una prostituta vienesa: «Me acercaba a
Mi cinefilia de la infancia se formó con el jueves de 3×4 en el Videocentro de mi ciudad, mis padres rentaban 3 películas (thrillers o películas de acción generalmente) y yo podía escoger una de la cabaña infantil, la única sección a la que tenía acceso. Recuerdo mi experiencia recorriendo
A veces pienso en el porno, casi no lo veo, pero me gusta pensar en sus imágenes. En general me gustan las imágenes. Me gustan los íconos religiosos, el cine, la literatura y el porno. Una de las cuestiones que me han llevado a pensar de vuelta el porno es
En una entrevista realizada a Gabriel Osorio Vargas, director del galardonado cortometraje “Bear Story” (2016), comenta que su encanto por la animación reside en que ésta “no es literal, no un mundo real, sino uno creado”. Para él, la animación se asemeja a una metáfora. Es una comparación interesante ya