CANTO I

GRITO PUERPERIO

LUTO VESPERTINO

 

 

“…Llenaremos la patria de regalos

sabrosos y dorados como el trigo”

Pablo Neruda

 

 

Busca el reflejo de tu patria en medio de las calamidades que esconden tus adentros repartidos en el baño

Busca

Oh escafandra de los ríos denostables cual tesoro escondido por tu país

Alza el canto y maldice las aves que graznan

Golpea las paredes como tormento súbito de las garzas que caen sobre las latas que llamaron techos

 

Otra niña que esconde el secreto

Otra niña que abre las fauces de la tierra devolviendo la comida que siempre se la ha negado

Besa el espejo y dibuja lo que resiste en la fe de las costillas

 

 

Cierra los ojos cariño

Empuja, desliza con suavidad la paz entablada como maraña del absurdo

Empuja la cordillera y grita la devastación a este pueblo que aplaude la caída del cielo

Convierte el rapto de los hombres en una danza de apareamiento

Devuelve las aguas de la tierra y refunda el mito nacional madre

Que esta tierra pierde el jardín del edén en medio de helicópteros

entre alados inclementes de olvido

o traidores profetas de la herrumbre

 

Devuelve el agua de tu hocico ferviente de soles

Y levanta el mito de chile que arde como el desierto de Atacama dentro de las casas que circundan la capital, y la alegría

Entona el canto nacional como réquiem

Como estacas que echan raíces entre los minerales nacionales

Como grilletes

A la condena irrestricta de tu deseo

Y el fin de los tiempos que se gesta en tus entrañas

 

iluminarias sorteadas como trincheras

o como el fecundo bracero del mundo

Gesta nuevamente el mundo tricolor que detiene la rotación planetaria y el fractal amanecer

Del rapto de una estrella sobre el mañana de un cristalino azul impío

Y el ocaso frente a la devastación de lo empíreo

 

Claman por ti las estepas poblacionales como menester de calamidades incestuosas

Que vitorean, fervientes de deseo, tu belleza

 

Un millón de dedos aprietan

un centenar de palabras anuncian la profecía de los caídos

los siglos se anuncian sigilosos ante el canto impronunciable

un centenario es el escarmiento de quienes presagiaron las llamaradas que entonaron un himno sin hogar

una casa sin credo

una tierra sin sangre

una década más que esconde el racimo de flores dispuestas como el luto encarnecido ahora hijo

un millón de dedos aprietan la agitada luminaria que abre el sello de las 7 naciones

un millón de dedos aprietan la última estación de un sol matutino

un millón de dedos aprietan los órganos conjugados como manto planetario bajo el eclipse

un millón de dedos apuntan el escarmiento nacional

como la orfandad tácita de la civilización imaginaria

de la población raptada entre botas y carabinas

de la provincia que esperó otra luna en el estuario prisionero

un centenar de nombres son la providencia de tu tortura y mi venganza

un millón de dedos aprietan el hocico embrutecido que chilla despertando las raíces de esta tierra arrasada

 

Soy el último bastión que sostendrá tu sonrisa frente al sol incinerado de desgracia

En medio de cantos de adioses que rompen las estaciones y el estuario de lágrimas fundacionales

Soy la rompiente de tormenta frente al infierno desatado como patria

 

Por qué debes ser tu quien sostenga el dolor nacional esparcidos sobre tus ojos

despierta

 

Despiértame del espanto

Devora la sangre del sol, como el eclipse inclemente que sofoca los restos de la esfera

 

SILENCIO

EL RITUAL YA HA COMENZADO

 

Rasga. Y empuja tus exquisitos dedos como el postre de un festín de coágulos

Empuja y acaricia la carne, suave movimiento que invita o incita la refriega

Levanta los lindes de la catástrofe fuera de tu herida, y rasga hasta encontrar el país que se acumula en las uñas

sostén la mirada cariño

Sostén la blasfemia como condena del mañana

 

Canta de nuevo el desastroso crujir que clama por ayuda

Aúlla el porvenir al levantar un país en tu cuerpo

De levantar una casa donde antes sonrió el fuego

De hacer del hambre un banquete

De la tumba dentro de tu casa un canto

De la Virgen acariciándose sobre la alfombra la fantasía que carcome tus labios

De Cristo el canal de un país costero que entrega los peces a su gente

De una grieta, un país recuperado

Del luto de una madre

Un canto puerperio

como luto vespertino

 

Abraza el deseo más infantil hija de épocas

Reconoce tu nombre Soledad como blasfemia y augurio maternal

por quien no devoró a su hija ante el peligro

Ante quien no devora su hija como ágape misericorde

 

LA ORFANDAD ES UN MUNDO QUE CLAMA POR DEVORARSE A SÍ MISMO

 

Una herida es el luto que vive en los ojos

Una grieta es un riachuelo donde se ahogan los rostros destinados a la sed

La orfandad es una corona de espinas que limpia la tierra

Una grieta es una hortensia que se erige sobre una lápida

Una herida es el velorio de tu madre dentro de tu casa

La orfandad es sostener el sueño de ser madre como injerto de justicia

 

Una grieta es la sangre que se devuelve desde el hocico del mundo

 

Mi país es una grieta con forma de herida.

LA ORFANDAD ES UN MUNDO QUE CLAMA POR DEVORARSE A SÍ MISMO