+ Compañeritos muertos +

A los que adolecieron el inconmensurable fracaso de jamás completar un álbum de láminas

 

 

Yo deseé la muerte de Cristóbal porque le compraban sobres de láminas todos los días, mientras yo dibujaba en mis cuadernos a Gohan y un padre presente

 

Yo deseé la muerte y condeno mi palabra

Yo miraba con rabietas inusitadas y pensaba en mi venganza de la falta, por el dominio de mi deseo

tu deseo y el mío contrapuesto

tu deceso y el nuestro

y nosotros que cantábamos juntos en el patio de ese colegio de monjas y la condena de los testículos

“Seremos más verdes cada día” dijiste

como Piccoro daimaku que enseña con fiereza la bestial disciplina

El que no quiso ser padre, pero enseñó a exquisitos golpes como abandonar el llanto

y alzar la rabia de la causa justa.

Piccoro daimaku y los cantos que rodean tu nombre heroico.

 

Seremos más verdes me dijiste, cuando nos dimos cuenta que dibujábamos a hombres y mujeres con piel verde

Seremos más verdes así, me dijiste, y pienso en nuestras formas de teletransportarnos entre basureros del patio, vómito, y una pelota hecha con papeles

pienso en el verde y recuerdo cuando entre risas y miedo encontramos un calzón lleno de mierda junto a la baranda del patio

y como la Francisca, con su rostro dulce y a la vez excitada por el extrañamiento

se bajó los suyos para orinarlo mientras la observamos.

Recuerdo

Qué podría ser más verde que la ilusión irrestricta de un niño alcanzando el cielo sobre una nube, lejos de la mierda que ensaya la tierra

como si volar despejara todos los horrores del mundo

uno que tu bien escondías frente al don ignorante que poseen los niños frente a la tragedia

Soportar el puerperio en tu garganta y sostener el secreto de tu propia sentencia

como si la posibilidad de volar ensayara a dominar el cielo completo y las condenas de dioses ocultos

como si Gokú mirara sobre su nube lo que a ti te fue arrebatado

como si eliminaras la rabia de este mundo completo que te condena sin cabellos sobre tu cabeza

como si este mundo fuera digno de ser destruido como lo piensa Freezer

pero la bondad de tus anteojos y tu tono nervioso es casi un proverbio de pensarse verde

verde aún para quien expulsa su vida, desde el crujir de tus huesos que se quiebran en tu aliento

y tus órganos que renuncian a su función de combate

 

La sublevación de un nuevo apocalipsis se apoderó de tu cuerpo y no nos permitieron ver tu rostro enflaquecido, y casi verde

uno que se anunciaba en la lámina 51 que jamás tuve

una lámina de Krilin chillando mientras su cuerpo en el aire, sostenido y humillado

termina con fatídico desenlace y la explosión de otro mundo revienta los tejidos de su uniforme, y su cuerpo

¿Fue esta tu intención hermano? evitar el dolor de Gokú y sus ojos blancos que desangran la injusticia que colma un planeta en despojo?

fue realmente tu intención salvarnos del odio como quebrantar de planetas?

o fue por tu extraño sentido de lo pulcro para que no te viéramos palpitar en un tejido delgado y evitar una vergüenza?

 

Te identificaste con Gohan por la falta de un padre

te identificaste y te vestiste al igual de quien te toma como hijo, y tomaste su color favorito

Verde como cualquier espacio de este patio repleto de niños que jamás supieron que gritabas

salas y baños donde replicabas el uso de tu colonia que deletreaba dócilmente A M E N.

 

Te identificaste con Gohan para abrazar tu color favorito

porque el verde calienta en el patio mientras un calzón avienta y expone el crepitar y destino manifiesto

porque un calzón repleto de mierda devorado en este ritual enseñó la descomposición de lo que toca el verde, de este planeta u otro

y de que es imposible volar, aun cuando prometimos abastecernos de una nube voladora

porque ahora entiendo

 que solo así podíamos evitar este poema.

 

Pensaste siempre en el verde, como Gohan y Piccoro daimaku

pero los 6 puntos en la cabeza, junto a la falta de cabello reflejaban tu imagen advertida como Krilin

ensayaba la lámina 51 que jamás tuve, y de la cual vociferaba mi ridícula desgracia

una lámina que mostraba

como chillabas en silencio mientras tu cuerpo sometido se hinchaba por la falta de tu padre en Namekusei o en la Tierra

GOKUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!”

No hay peor realidad que el televisor

Intentamos traerte de vuelta en el cementerio

Jugamos, reímos

Cantamos en medio de piedras que levantaban nombres

Y dijimos tu nombre tantas veces como para levantar un dios que pueda recomponer tus dotes fuera de tablas y fuera de esta tierra

Para tomarte y llevarte a Namekusei

Para que busques el verde sobre el café

Para que la calma detenga el grito embrutecido de tu madre

Para sonreír la última lección que te dio el verde que pintaste en el rostro de quien te tomó como hijo

Intenté traerte de vuelta, pero mi llanto no levanta esferas, ni menos un dios de escamas que detiene el tiempo, así, como mis palabras mientras te escribo.

No tuvimos más que acompañar la tierra después de perseguir caravanas de fieles a un mundo fuera de nuestra ficción

No hay Namekusei, ni mucho menos una nube voladora

Krilin no vuelve de la muerte

Piccoro no era tan fuerte como lo creímos

Gohan no ríe esperando a su padre

No perseguimos más láminas, porque ese día entendimos que no hay premio que abrace lo suficiente a un niño

 

Y que la trama está rota

al igual que ese álbum de láminas que prometí no completar.

 

 

Por Matías Gallardo