Luego de un 2020 con edición virtual y un 2021 con aforo limitado, el FICValdivia –sin lugar a dudas el festival más importante de Chile– vuelve en todo su esplendor este 2022. El lunes ya comienza la gran fiesta cinéfila que tiene este país, con cientos de películas y un montón de muestras paralelas que, como siempre, entregan al espectador la posibilidad de disfrutar las novedades del año y también deleitarse con grandes películas del pasado.

En cuanto a las muestras paralelas, las grandes atracciones son las dedicadas a Joao Pedro Rodrigues y Ana Poliak, que también estarán como invitados en el festival presentando sus películas, en el caso de Rodrigues, estrenando dos largometrajes, Fogo–Fátuo y Onde fica esta rua? Ou sem antes nem depois, dedicada esta última a aquella obra maestra de Paulo Rocha, Os anos verdes, y a una de las grandes actrices del cine portugués, Isabel Ruth. Además de los estrenos, Rodrigues presentará algunas de sus geniales películas anteriores: Morrer como um homem, Odete, O Ornitologo y A última vez que vi Macau, además de varios de sus cortos, todos realmente imperdibles. Ana Poliak presentará sus tres grandísimos largometrajes: ¡Qué vivan los crotos!, La fe del volcán y Parapalos, que fueron parte de la programación del 2020 y que ahora se exhibirán como la calidad de sus películas manda, en pantalla grande y en 35mm. En las muestras paralelas también estarán una retrospectiva al colectivo mexicano Cine Mujer y a la española Elena López Riera, de las cuales no puedo decir mucho –porque no he visto nada, que eso es lo lindo de los festivales, ver cosas que uno no ha visto–.

Ya dentro de los homenajes, habrá una muestra dedicada a la inmensa Alice Guy, cuyos cortos han sido recientemente restaurados; a Segundo de Chomón, catalán pionero de los efectos visuales y la animación; y una muestra dedicada a las vanguardias francesas cinematográficas con cortos de Germaine Dulac, Henri Chomette y René Clair. Es una ocasión ideal para ver cine mudo en una excelente calidad, algo que ya no pasa casi nunca, menos en Chile. Además, pueden coronar lo anterior con Nanook y Reminiscencias de un viaje a Lituania, una de las tantas obras maestras de Mekas. No los culpo si luego de esto no quieren ver cine contemporáneo. Sobre todo si sumamos que estarán también exhibiendo El circo de Chaplin, Pasaron las grullas de Kalatozov y, para más remate, Love Streams de Cassavetes. Así que podríamos hacer como que el siglo XXI no existe.

Pero gracias a este siglo es que podemos tener la oportunidad de ver la Gala, con las últimas dos películas de Hong Sang-Soo, primero The novelist’s film, que tiene el final más hermoso de toda la filmografía del coreano, y Walk up, que se estrenó hace solo un par de meses. También, dentro de los grandes nombres, estarán la película de Albert Serra, Pacifiction, la nueva de Carla Simón: Alcarràs, y la última película de la inagotable Ruth Beckermann, Mutzenbacher. Además, podremos ver Unrueh, lo nuevo del suizo Schaüblin, catalogado como Film central, algo que el festival comenzó a hacer el año pasado. En esa tónica la película de apertura será Mato seco em chamas de la portuguesa Joana Pimenta y el brasileño Adirley Queirós, y en la inauguración podremos ver, varios por primera vez, Un sueño como de colores, cortometraje de Valeria Sarmiento de 1972 y que fue su primera película. La clausura será un traje hecho a la medida del gran Ignacio Agüero y su primera película que pareciera ser una ficción, Notas para una película, grabada en blanco y negro y ambientada en el siglo XIX, con la llegada del tren al sur de Chile. Personalmente creo que vale la pena ir a Valdivia simplemente para ver a Agüero ver presentando una nueva película en el Aula Magna ¿o acaso existe algún acontecimiento hipotético más importante para el cine chileno hoy en día?

Como hace ya bastantes años, la muestra Nuevos Caminos ofrece diverso cine experimental en la hermosa sala Paraninfo. Estarán los nuevos cortometrajes de Ben Rivers y Deborah Stratman como platos fuertes, dos obras del japonés Takashi Makino, y la presencia de la chilena Apuntes para hacer un zoom, de la cual no diremos mucho porque la gente involucrada es amiga nuestra. También en la Paraninfo tendrá su segunda edición la muestra Disidencias, donde se podrá ver Il n’y aura plus de nuit de la francesa Éleonore Weber, que sigue las filmaciones de guerra en Afganistán, Siria e Irak de una manera impresionante. Por otro lado este año habrá una nueva muestra: Tramas, programada a partir de O movimiento das Coisas de Manuela Serra, y que también tendrá cortometrajes de cineastas experimentales como Ute Aurand, Carl Elsaesser, Elena Duque y Azucena Losana (recomiendo, en un consejo fuera de tono con este texto, ver las dos secciones de Tramas el lunes a las 15 y a las 18, horario ideal).

Pasamos a las competencias. Ya el año pasado el Festival dejó de tener una sección de largometraje chileno y una internacional, fusionando ambas en Selección Oficial de Largometraje, aunque se mantiene un premio exclusivamente a Mejor largometraje chileno. Dentro de esta selección se encuentra la nueva película de la candiense Sofia Bohdanowicz, quien junto a Burak Çevik y Blake Williams crearon A Woman Escapes. Estarán presentes también el primer largo de Francisca Alegría, La vaca que cantó una canción hacia el futuro, el segundo largo de Roberto Doveris, Proyecto Fantasma; Sobre las nubes de la argentina María Aparicio, el nuevo largometraje de Wincy Oyarce, Tan inmunda y tan feliz, y 1976 de Manuela Martelli.

La competencia de cortos latinoamericanos cuenta también con grandes nombres: Miguel Hilari presentará Cerro Saturno, el Colectivo Los Ingrávidos hará lo propio con Copalli, Pablo Weber presentará su segundo cortometraje Luto y nuestra amiga Yaela Gottlieb mostrará ¿Dónde está Marie Anne?. Los representates chilenxs serán Tana Gilbert con Ninguna estrella, Diego Céspedes con Las criaturas que se derriten bajo el sol, Lou Marino con Geranios, Felipe Rodríguez con Cuaderno de agua y Martín Baus con Quebrantahuesos. Prontamente escribiremos un poco más a fondo sobre la competencia de cortos, sin embargo puedo adelantar que hay obras realmente geniales en los tres programas.

No sé qué tanto más se puede decir sobre un festival que aún no comienza. Puedo confesar que extraño ir y que imagino a muchxs les debe estar pasando igual, que lo lindo del Festival, más allá de las películas, son lxs amigxs que se hacen, las cervezas y crudos que compartimos, las discusiones que sostenemos entre función y función, corriendo por el puente que une Valdivia y la Isla Teja a ver si alcanzamos a rasguñar un café o, en el peor de los casos, un asiento. Todo eso es lo que no tiene otro festival en Chile, un ecosistema que acoja a su público, que no lo deje deambulando entre salas de mall o cines cuicos sin nada que hacer entre medio. Por eso hay que cuidarlo, valorarlo, comentarlo, difundirlo, en definitiva –y a riesgo de ser un poco meloso– hay que quererlo. Nos vemos allá.

 

Por Miguel Ángel Gutiérrez